lunes, 21 de noviembre de 2011
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“¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo.” Gálatas 1:10
         
Lectura:

Comencé a enviar mensajes de texto hace cuatro años cuando contrate a Kortney, que tenía 21 años. Para ayudarme con el negocio. Camino al trabajo un día, ella me envió un mensaje de texto para preguntarme si quería café. Recibí su mensaje, y pensando en la respuesta, antes de que pudiera escribir mi respuesta, me envió un segundo mensaje y luego un tercero.

Finalmente me di por vencida y la llamé. “Kortney,” le dije “Si paras de enviarme mensajes entonces podré enviarte un mensaje de texto de contestación.”  Ella se rio de esto por varias semanas. Ahora, creo que ella se estaba riendo de mí, pero yo también lo disfrute.

En nuestra cultura de ahora la gente espera que nosotros les contestemos a sus peticiones con gran velocidad y eficiencia. Puede ser que sea un texto, un mensaje de correo electrónico, un mensaje instantáneo o un comentario en Facebook, hay un entendimiento,…no, una  expectativa… de que contestaremos.

Lo admito yo también caigo en esto. Y es atraído por mi necesidad de ser necesitada. Alguien necesita mi opinión o mi ayuda. Al menos ellos se quieren conectar con migo. Si están dispuestos a compartir sus vidas con migo, mi deseo es de responder. Rápidamente. Con creatividad, y un poco de humor, si lo desea. Pero honestamente es agotador.

Tratar con la expectativa de otros es muy difícil, especialmente para nosotras las mujeres. Es imposible llenar las necesidades de todos. No hay líneas definidas entre la vida privada y la pública y nos está llevando a muchos a ser maniáticos que solo complacen a la otra gente. Tristemente esta es una actitud que nos deteriora a nosotros mismos.

Jesús identifico la misma conducta de “complacer a la gente” en sus discípulos. Debatían entre las obligaciones hacia otros y la obediencia hacia El. Ellos querían seguir a Jesús, pero en sus propios términos. Jesús desafío este tipo de pensamiento y los llamo a un nivel mayor de obediencia, una que los obligaba a escoger que era más importante. Aquí hay algunos ejemplos.
“Luego dijo Jesús a sus discípulos:  —Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.  Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará.’ " (Mateo 16:24-25) NVI)
“Otro afirmó: ‘—Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedirme de mi familia.’
Jesús le respondió: ‘—Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios.’ ” (Lucas 9:61-62, NVI)

Cuando las demandas de otros puso en riesgo la obediencia inmediata. Jesús les llamo la atención. Él los desafío con la misma pregunta que nos hace a nosotras: ¿A quién vas a complacer primero?
Sin establecer en nuestros corazones la respuesta a esta pregunta, terminamos con una vida muy cargada y muy comprometida. Nuestras vidas operan como el parachoques de un carro, yendo locamente en una dirección, solo para estrellarse con un obstáculo y voltear en otra dirección.
Me he sentido así algunas veces. Pero mi corazón entra en claridad y dirección cuando declaro que Jesús Cristo es mi líder. Ahora, créanme que aunque yo creo en esas palabras en mi corazón y las confieso con mi boca, tomo años para alinear cada área de mi vida. Todavía es un proceso, y algunas veces tengo que revisar mi realidad con mis intenciones.
Declarar que Jesús es nuestro líder rompe con la opresión de querer la aprobación de otros, y nos ayuda a tener claridad en nuestras intenciones. Además, reduce el stress mientras que aceptamos que no podemos complacer a todos, y Dios nunca espera que tratemos de hacerlo.
Amado Dios, solo tú eres digno de ser seguido. Por favor perdona las veces en que he decidido seguir a otros en lugar de seguirte a ti. Anhelo ser una mujer con un corazón que no esté dividido. Ayúdame vencer la opresión de complacer a otros. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amen.
Pasos para la aplicación:
Para traer algo de simpleza, y juicio de vuelta a nuestras mentes, horarios y hogares, debemos corregir la raíz del problema. Puede tomar un poco de tiempo el pensare en esto, pero comienza contestando las siguientes preguntas:
1 ¿Quién es el Señor de tu vida?
2 ¿Quién define tus prioridades?
Recursos relacionados:
Cuando compras algún recurso a través de los Ministerios Proverbios 31 dejas una huella en la eternidad porque tu compra apoya las diversas esferas que sin costo alguno ofrece este ministerio para dar esperanza. Quisiéramos competir con los precios que ofrecen los enormes almacenes que venden en línea, pero sencillamente no podemos hacerlo. Por lo tanto, agradecemos muchísimo todas y cada una de las compras que hagas con nosotros. ¡Gracias!





Puntos para reflexionar:
¿Cuáles son algunos de los efectos negativas de ser alguien que le gusta complacer a la gente?  ¿Cómo esto impacta mi familia, mi iglesia, mi servicio y mi trabajo?
Las mujeres sufren con las tendencias de complacer a la gente. ¿Si lucho con esto, puedo identificar algunas de las razones?

Versículos que te darán fuerza:

Santiago 4:4, " ¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios." (NVI)
Mateo 6:1, " »Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa." (NVI)

© 2011  de Glynnis Whitwer. Todos los derechos están reservados.  


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