lunes, 19 de noviembre de 2012
Wendy Pope
“¡Cuán bueno,
Señor, es darte gracias…! Tú, Señor, me llenas de alegría con tus maravillas;
por eso alabaré jubilosa las obras de tus manos.” Salmo 92 1a,4 (NVI)
Lectura:
Hace unos meses noté que el
ambiente en mi hogar había cambiado. Parecía que nada era lo suficientemente
bueno, las actitudes eran negativas y muchas cosas no eran valoradas. Lo que
antes era apreciado se había convertido en queja y lo que antes daba
satisfacción ahora provocaba desagrado. Mi familia se estaba poniendo insolente
y nos estábamos fallando en nuestra forma de tratarnos unos a otros.
Un día tuve suficiente y
declaré: “¡Esto tiene que parar!”
El Señor susurró a mi corazón la
palabra alabanza y me mostró que carecíamos de alabanza. De camino a casa luego
de recoger a mis hijos de la escuela hice público el siguiente decreto: “De
ahora en adelante vamos a ser una familia agradecida, dando gracias a Dios por
todo lo que él hace. Sin importar si las bendiciones son grandes o pequeñas,
directas o indirectas, vamos a alabarlo.”
Compré un cuadernito y lo puse
junto a una pluma en la mesa de la televisión. Ese día más tarde le eché un ojo
y me alegró mucho leer que mi hija había sido la primera en anotar la primera
alabanza: “Hice dulce hoy. Mi videojuego Dance Central y mi consola Kinect son
una forma de ejercitarme dentro de la casa.” Los días siguieron con más
alabanzas registradas por toda nuestra familia:
• Mi maestra de inglés, la señora Macedo
• Vender 31
cajas de galletas de las Girl Scouts
• El
trabajo de papá
• Las
devociones familiares de esta mañana
• 85 cajas
de galletas de las Girl Scouts vendidas
• Erin va a
pasar la noche
• Mi multa
de tránsito fue retirada (esta es personalmente mi favorita)
Entre más dábamos las gracias, más cambiaba nuestra
actitud.
En el versículo clave de hoy el salmista nos enseña que
alabar a Dios es bueno. Hay algo misteriosamente poderoso al darle gloria al
Señor. La alegría creada por las alabanzas de mi familia transformó lo que
había sido un ambiente desagradable en uno que ahora es cálido y acogedor,
agradecido y halagador.
¿Tu hogar está siempre lleno de halagos y amabilidad? No,
somos humanos y fácilmente podemos caer en una cadena de quejas continuas. Pero
nuestro libro familiar de alabanzas nos ha hecho más conscientes de la bondad
de Dios y así podemos alabarlo más fácilmente. Estamos viviendo cuán bueno es realmente
alabar a Dios.
Cada día nos da oportunidades para adorar a Dios, ya sea
que parezcan diminutas o impresionantes. Mediante la alabanza, nuestras cargas
no parecen tan pesadas y nuestra vida se convierte en una dulce fragancia para
quienes nos rodean.
Inténtalo. Trata de alabar a Dios por el espacio de
estacionamiento que encontraste cerca de la entrada o por el que está lejos
porque te permite disfrutar estar al aire libre. Alábalo por la amabilidad del
cajero del banco. Alábalo por la oportunidad de despertar y escuchar la
sinfonía de alabanza de la creación, aún cuando sean las 5:00 a.m. de un sábado
y el perro te despertó.
Alaba a Dios hoy. Es bueno para ti, y les transformará a
ti y a los demás.
Amado Dios,
quiero cantar una canción de alabanza todos los días en respuesta a tu bondad.
Mueve mi corazón para alabarte en lo diminuto y en lo impresionante. ¡Tú lo
vales! En el nombre de Jesús, Amén.
Cuando compras algún
recurso a través de los Ministerios Proverbios 31 dejas una huella en la
eternidad porque tu compra apoya las diversas esferas que sin costo alguno
ofrece este ministerio para dar esperanza. Quisiéramos competir con los precios
que ofrecen los enormes almacenes que venden en línea, pero sencillamente no
podemos hacerlo. Por lo tanto, agradecemos muchísimo todas y cada una de las
compras que hagas con nosotros. ¡Gracias!
Reflexionar y responder:
Declara un decreto para alabar y mantener un registro en
un cuaderno de toda la bondad de Dios hacia ti.
Versículos poderosos:
Salmo 96:2, “Canten al Señor, alaben su nombre; anuncien día tras día su victoria.” (NVI)
Salmo 96:4a, “¡Grande es el Señor y digno de alabanza!”
(NVI)
Salmo 150:6, “¡Que todo lo que respira alabe al Señor!
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!” (NVI)
© 2012 de Wendy Pope. Todos los derechos están
reservados.
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Matthews, NC 28105
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