lunes, 24 de diciembre de 2012
Glynnis Whitwer
“Pero él me dijo: ‘Te basta con mi gracia, pues mi poder
se perfecciona en la debilidad’. Por lo tanto, gustosamente haré más bien
alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.” 2
Corintios 12:9 (NVI)
Lectura:
Ella me traicionó otra vez. El
dolor y el enojo hervían a fuego lento mientras me alejé contando hasta diez, y
luego hasta veinte. Señor, ¡esta tarea es
difícil! Me siento como un fracaso.
Me llené de sentimientos de
culpa mientras pensaba en cómo reaccioné ante los insultos de mi hija. Me
pregunté a mí misma: ¿No debería estar lista
para esto? ¿No debería ser capaz de lidiar con el rechazo y el engaño sin
enojarme? ¿Por qué no puedo regocijarme en mis esfuerzos tal y como lo hicieron
aquellos primeros seguidores de Jesús?
Ese día, como siempre, Dios me
dejó desahogarme. Mientras le presentaba mis emociones de dolor y enojo, él
brindaba paz a mi corazón. Mis circunstancias no habían cambiado, pero una vez
más mi corazón fue restaurado y yo me sentí alentada.
Dios y yo habíamos pasado por
esto antes. A pesar de mi corazón maltratado, esta tarea de cuidar a mi hija
herida es mía.
Verás, hace siete años Dios
hizo que nuestra familia creciera mediante una adopción internacional. Nosotros
no sabíamos el trauma que nuestras hermosas niñas habían experimentado, pero
Dios sí. Y aunque las historias de adopción de varias personas parecen ser
bastante fáciles, la nuestra ha tenido un alto costo. La mayoría de esos siete
años hemos andado un doloroso camino con nuestras hijas, compartiendo su
sufrimiento.
En estos siete años he
aprendido lo que es vivir con dolor e impotencia más que en todos los otros
años de mi vida juntos. También he tenido que tomar algunas decisiones
difíciles acerca de lo que creo sobre Dios.
Sobre todo me he debatido
profundamente respecto a si creo o no que Dios puede realmente sacar algo bueno
de tanto dolor, o si nuestro sufrimiento y el de mis hijas es sólo un
desperdicio.
En ese proceso finalmente he
concluido que Dios nunca desperdicia nuestro dolor, pero yo sí puedo hacerlo.
- Cuando no soy honesta acerca de la realidad de cuán difícil es la vida, yo desperdicio el ofrecimiento de la paz que viene de Dios.
- Cuando trato de hacer las cosas con mi propia fuerza, desperdicio el ofrecimiento del poder de Dios.
- Cuando mantengo el dolor sólo para mí misma y finjo que todo es perfecto, desperdicio la oportunidad de ayudar a otros que están atravesando una situación similar.
Pero cuando confieso mis
sentimientos de incompetencia, cuando admito que soy incapaz de curar las
heridas de quienes están a mi cuidado, llego a un lugar de dependencia: y es
justamente ahí donde Dios me quiere. Porque en este lugar de impotencia Dios
toma el lugar central. Y cuando dejo que Dios sea quien me guíe, los milagros
empiezan a ocurrir.
Aunque yo quitaría el dolor y
el trauma en un abrir y cerrar de ojos si pudiera, sé que Dios está obrando
incluso en estos momentos difíciles.
Especialmente en estos
momentos difíciles.
Pudiera hablar sobre el poder
de Dios todo el día, pero experimentarlo me cambia. Cambia a todos aquellos a
mi alrededor.
Como dice Pablo en el
versículo clave de hoy, encuentro la manera de ser feliz por esta debilidad en
mí. No me hace feliz el pecado ni lo que causó el quebrantamiento que mis hijas
y yo estamos enfrentando. Pero veo el dolor por lo que es: una condición de
este mundo perdido, y un lugar para que Dios haga su mejor trabajo. Los planes
del maligno no triunfan porque la batalla ya no es mía. El poder de Dios asume
el control cuando yo retrocedo.
Este cambio de perspectiva me
ayuda a enfrentar otro día más. Mis circunstancias no han cambiado, pero la
esperanza se ha filtrado a través de las grietas. Ningún dolor se desperdicia
cuando me rindo a los planes de Dios. Y ahora estamos viendo el poder curativo
de Dios en la vida de nuestras dos preciosas hijas.
Amado Dios, ya hemos estado aquí antes, yo pidiendo tu
alivio. Ayúdame a aceptar mi debilidad en esta situación y a dejar que tu poder
asuma el control. Admito que no entiendo cómo funciona esto, pero elijo confiar
en tu palabra. En el nombre de Jesús, amén.
Recursos relacionados:
Cuando compras algún
recurso a través de los Ministerios Proverbios 31 dejas una huella en la
eternidad porque tu compra apoya las diversas esferas que sin costo alguno
ofrece este ministerio para dar esperanza. Quisiéramos competir con los precios
que ofrecen los enormes almacenes que venden en línea, pero sencillamente no
podemos hacerlo. Por lo tanto, agradecemos muchísimo todas y cada una de las compras
que hagas con nosotros. ¡Gracias!
Piensa en algún momento doloroso de tu vida. ¿Cómo se reveló el poder de
Dios durante ese tiempo?
Es fácil dejar que las circunstancias dolorosas nos
lleven a un lugar de amargura. Si tú estás en ese lugar hoy, escribe diez cosas
por las que estás agradecida. Mientras revisas esa lista, alaba a Dios por sus
obras en tu vida y por haberte brindado estas cosas.
Versículos poderosos:
1 Corintios 1:25, “Pues la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana.” (NVI)
1 Pedro 2:20, “Pero ¿cómo pueden ustedes atribuirse
mérito alguno si soportan que los maltraten por hacer el mal? En cambio, si
sufren por hacer el bien, eso merece elogio delante de Dios.” (NVI)
© 2012 de Glynnis Whitwer. Todos los derechos están
reservados.
Proverbios 31 Ministerios para la mujer
616-G, Matthews-Mint Hill Road
Matthews, NC 28105
www.proverbs31.org
Natasha Curtis
Veronica
Young
Karina
Córdova
Cony
Villareal
Diana
Torres
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(Atom)
Visítanos en Facebook
Archivos del Blog
-
►
2013
(93)
- ► septiembre (9)
-
►
2011
(50)
- ► septiembre (4)
-
►
2010
(48)
- ► septiembre (4)
-
►
2009
(50)
- ► septiembre (4)
-
►
2008
(52)
- ► septiembre (5)
-
►
2007
(49)
- ► septiembre (4)
0 comments:
Publicar un comentario