lunes, 3 de diciembre de 2012
Wendy Bello
“La actitud de
ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios…se
rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos.” Juan 2:3 (NVI)
Lectura:
El escáner no
dejaba de sonar mientras la pantalla mostraba los precios de todos los
artículos que la cajera iba pasando. Lo que pensé en ese momento salió de mi
boca casi sin darme cuenta: “¡Menos mal que la Navidad es solo una vez al año!”
A lo que la cajera contestó: “¡Debería ser cada tres años!”.
Esa conversación
no se me ha olvidado. Y es que en realidad, la Navidad siempre ha costado algo,
desde el principio.
A Jesús le costó
todo. Un viejo himno dice: “Tú dejaste tu trono y corona por mí, al venir a
Belén a nacer…”. El Rey tuvo que despojarse de toda su gloria divina para que
la Navidad pudiera ser una realidad, no solo en Belén aquel día, sino cada día
en que alguien decide darle morada en su corazón.
María dijo sí a
la primera Navidad a riesgo de que José la rechazara cuando supiera que estaba
embarazada y no le creyera cómo había sido. Y eso ni siquiera tendría
comparación con el dolor que experimentaría al final de la vida de aquel bebé.
Le costó ser valiente.
José aceptó ser
el papá del niño rey de Belén. No estaba en sus planes. Su primer hijo en realidad
no era completamente suyo. Pero dijo que sí. Le costó obediencia y humildad.
Los famosos
hombres sabios del Oriente viajaron desde lejos, con todos los riesgos e
incomodidades que una travesía así implicaba en aquel entonces, para ser
partícipes de la primera navidad. Les costó tiempo, recursos y hasta valor para
no obedecer a la orden del rey Herodes.
Los pastores
estaban muy tranquilos haciendo su trabajo cuando los ángeles les
interrumpieron. ¿Cuánto caminaron, qué pasó con las ovejas? No sabemos. Les
costó salirse de su rutina para ser testigos de la Navidad más grande.
¿Y a ti y a mí?
Dar regalos a otros siempre nos cuesta algo, ya sea dinero, tiempo, algún tipo
de trabajo o todas esas cosas juntas. Pero, ¿qué nos va a costar “llegar a
Belén” en esta Navidad? ¿Qué nos va a costar estar con Jesús? Nos va a costar
un poco de lo que mencioné antes y todo a la vez.
- Para seguir a Jesús tenemos que ser valientes, como María, porque el rechazo es parte del paquete. Y muchas veces el dolor también lo es.
- Como a José, nos va a costar obediencia para seguir los planes de Dios y agradarle; humildad para aceptar que sus planes son siempre mejores que los nuestros.
- Nos va a costar riesgos e incomodidades, como a los magos, porque la travesía es larga y difícil; pero como a ellos, al final nos aguarda un regalo tan maravilloso que todo habrá valido la pena.
- Nos costará dejar que Dios nos interrumpa, dejar lo que estamos haciendo e ir a hacer lo que él nos pide.
La compra de regalos navideños es solo una vez al año y
es verdad que nos cuesta; pero vivir la Navidad es algo de todos los días, y
también tiene un precio. Gracias a Dios que no le importó el precio de la
primera navidad. ¿Estamos tú y yo dispuestas a pagar el nuestro? Espero que sí.
Padre, gracias porque Jesús pagó el precio de la Navidad. Recuérdanos que
seguirte también tiene un precio, y ayúdanos para estar dispuestas a pagarlo
cada día. En el nombre de Jesús, amén.
Nuestros
recursos sugeridos: Cuando compras algún recurso a través de los Ministerios
Proverbios 31 dejas una huella la eternidad porque tu compra apoya las diversas
esferas que sin costo alguno ofrece este ministerio para dar esperanza.
Quisiéramos competir con los precios que ofrecen los enormes almacenes que
venden en línea, pero sencillamente no podemos hacerlo. Por lo tanto,
agradecemos muchísimo todas y cada una de las compras que hagas con nosotros.
¡Gracias!
¿Quieres una Navidad más enfocada en Jesús? Visita el blog de Wendy y explora su
serie “El corazón de la navidad”
Reflejar y
responder:
¿Ya hubo Navidad
en tu corazón? Si Jesús todavía no ha nacido allí, toma la decisión hoy.
Lee otra vez los
4 puntos sobre el costo de vivir la Navidad cada día. ¿Qué precio estás
evitando pagar?
Versículos poderosos:
Filipenses 3:8, “Así es, todo lo demás no vale nada
cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor.
Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar
a Cristo” (NTV).
© 2012 de Wendy Bello. Todos los derechos están reservados.
Proverbios 31
Ministerios para la mujer
616-G, Matthews-Mint Hill Road
Matthews, NC 28105
www.proverbs31.org
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