domingo, 20 de enero de 2013
Amy Carroll
“El charlatán hiere con la lengua como con una espada,
pero la lengua del sabio brinda alivio.” Proverbios 12:18 (NVI)
Lectura:
Me paré en shock, cansada,
luego del primer evento del ministerio para mujeres que coordiné. Yo era la
heroína del día, y no podía procesarlo del todo. Después de decir adiós con la
mano a las efusivas asistentes, miré a mi amiga Peggy y le dije: “No tengo idea
de qué hacer con tantos elogios.”
Ella sonrió perversamente. “No
te preocupes. Ya vendrán las críticas.”
Tenía razón.
Cuando estás en una posición de
liderazgo de CUALQUIER tipo (pastor, conferencista, directora de un ministerio
de mujeres, maestro de la escuela dominical, madre, directora de proyectos,
ejecutiva), eres lanzada al mundo de las opiniones. Estas te darán vueltas como
en una licuadora, y si no te cuidas, te marearán hasta atontarte, picarán en
pedacitos tu confianza en ti misma y te dejarán hecha un desastre.
Se ha citado al escritor y
pastor Mark Driscoll con esta frase: “Los pastores (o inserta tu puesto aquí)
tienen muchos enemigos y montones de fans pero muy pocos amigos”. Esa es una
verdad que resuena con muchos tipos de líderes. Personalmente yo batallo para
identificar quiénes son mis enemigos, fans y amigos. Cuando recibo opiniones,
estas van de la crítica constructiva a las críticas crueles y los elogios
dulces. ¡Así que imagínate cómo dejan a mi corazón y mi cabeza dando vueltas!
Algo de sabiduría que he ganado
en el camino me ha ayudado a navegar la licuadora de opiniones con más
perspicacia y gentileza.
Lidiar con las
críticas
El pastor Perry Noble da este sabio consejo: “Si escuchas
las críticas, pensarás que eres peor de lo que eres. Si escuchas los elogios,
creerás que eres mejor de lo que eres. Si escuchas a tus amigos, te quedarás en
la tensa cuerda del equilibrio.”
Yo he batallado con fuertes vaivenes pensando que de
seguro soy de lo peor hasta pensar que logro arreglarlo todo. Ambos extremos
son lugares peligrosos. En lugar de vivir
al margen de la vergüenza o del orgullo, estoy aprendiendo a apagar la
licuadora de opiniones y a apoyarme en la verdad de Dios acerca de mí, así como
en el consejo de la gente que se preocupa por mí.
Me rodeo de amigos que dicen la verdad y que me quieren
profundamente a pesar de mis fallas. Ellos son quienes no temen decirme la
verdad, pero también incluyen amor, amabilidad y gentileza en las cosas
difíciles que necesito oír. Ellos celebran mis éxitos y lamentan mis derrotas.
Procesar los
elogios
Mi amiga Jane, una talentosa líder de alabanza y
cantante, parafraseó una cita de Corrie ten Boom cuando me pasó su secreto para
recibir elogios: “Tomo cada halago como una flor, y al final del día, le doy el
ramo de flores a Jesús.”
Su consejo me ha ayudado a responder a los elogios. Dado
que quiero respetar a quien me halaga sin parecer indiferente, no me siento a
gusto diciendo “dale a Jesús toda la gloria” cada vez que alguien me dice algo
bonito. Pero yo quiero que Jesús
reciba toda la gloria.
Ahora simplemente digo “gracias” y recibo la “flor”
agradecida. Al final del día junto todos los halagos en mi mente y
agradecidamente le doy a Jesús el bello ramo de flores en oración. No es sólo
una gran alegría regresarle a Jesús lo que es suyo, es una forma segura de
apretar el botón de “alto” en la licuadora de opiniones en mi cabeza.
Como yo, no eres perfecta, así que aprender a recibir críticas útiles es parte de crecer. Aceptar elogios como estímulo y después pasarle a Jesús el halago nos ayuda a calmar el remolino de la “licuadora de opiniones”. Y lo más importante, ambos nos ayudan a recordar que somos amadas servidoras de Dios en una trayectoria para ser como Jesús.
Cuando sus verdades nos inundan, su opinión se convierte en la que nos brinda una orientación fiel, calma nuestros corazones y tranquiliza nuestras almas.
Amado Señor, ayúdame a encontrar el equilibrio de la verdad en cómo recibo tanto las críticas como los elogios. Quiero aprender de las críticas legítimas y regresar los elogios a ti. En el nombre de Jesús, amén.
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Reflexionar y responder:
¿Quién se “ha ganado el derecho” de decirte verdades
difíciles?
¿Cómo puedes ser tú este tipo de amiga leal hacia los
demás?
Versículos poderosos:
Proverbios 15:12, “Al insolente no le gusta que lo corrijan, ni busca la compañía de los sabios.” (NVI)
Proverbios 15:31, “El que atiende a la crítica edificante
habitará entre los sabios.” (NVI)
© 2013 de Amy Carroll. Todos los derechos están
reservados.
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