sábado, 12 de enero de 2013
Lysa TerKeurst
“Sean siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes
unos con otros en amor.” Efesios 4:2 (NVI)
Lectura:
Irritada. Frustrada. Herida.
Esas fueron las palabras que
vinieron a mi mente al tomar mi Biblia y sentarme para tener algo de tiempo en
silencio.
Me sentí como una farsa
buscando mecánicamente estas palabras en las delgadas páginas. Mi corazón no
estaba conectándose. Mi mente no estaba en sintonía. Sólo podía pensar en la
discusión que había tenido con mi esposo.
¿Por qué no podía
ver mi punto? ¿Por qué no entendió? ¿Por qué estaba siendo tan necio?
Cerré mi biblia y decidí que lo más productivo que podía
hacer en esta situación era orar. Eso es lo que las mujeres devotas hacen. Y
qué sólida espiritualmente me sentí al enlistar todas las muchas cosas que el
Señor podía hacer para arreglar a mi hombre, todo lo que estaba mal en él.
Suena espiritual. Pero era todo menos eso.
De pronto, en medio de mi oración, todo lo que pude
sentir que Dios decía era “para”.
¿Para? ¿Parar de
orar? Bueno, eso seguramente no puede venir del Señor… así que seguí.
Pero la palabra “para” estaba pulsando en mi cabeza con
cada latido de mi corazón. Y dentro de mí empecé a sentir por qué.
Dios no estaba buscando que yo fuese una esposa que “lo
arreglara”.
Dios estaba buscando que yo fuese una esposa que “lo
amara”.
Necesitaba dejar de orar. Al menos necesitaba dejar de
orar de la forma en la que lo había estado haciendo. Sí, había cosas en las que
mi esposo necesitaba trabajar. Pero nada bueno pasaba cuando todo lo que yo
hacía era quejarme de él.
Necesitaba ser una esposa lo suficientemente audaz para
pedirle a Dios que me revelara cómo amarlo. Y necesitaba preguntarle a Dios a
dónde estaba yendo de manera equivocada, en dónde estaba siendo egoísta, en
dónde tenía que trabajar.
Cuando cambié mi atención para que Dios me cambiara fue
cuando empecé a ver progreso de verdad.
Durante los días batallando con todo esto, Dios me enseñó
tres lecciones poderosas:
1. ¿Es esto una
exasperación o un problema?
Hay una gran diferencia entre una exasperación y un
problema. Identificar la diferencia me ayuda a elegir mis batallas. Si esta es
sólo una exasperación ¿quizá necesito practicar ser más flexible, paciente o
más dispuesta a demostrar algo de gracia?
2. ¿Estoy orando por o acerca de mi esposo?
Si siento que algo necesita cambiar, necesito orar por mi
esposo, no acerca de él. Orar acerca de
él es quejarse. Orar por él implica buscar en la palabra de Dios y orar
escrituras específicas a sus batallas. ¡Eso es poderoso! Cuando oramos la
PALABRA de Dios, oramos la VOLUNTAD de Dios.
3. ¿Dónde está mi atención?
Nunca seré capaz de controlar
la forma en la que otra persona actúa y reacciona, pero ciertamente puedo
controlar cómo actúo y reacciono yo. Mi atención no debería estar en tener al compañero correcto. Mi atención
debería estar en ser la compañera
correcta.
Lentamente, al ir cambiando mi
corazón en estas áreas, empecé a ver progreso en nuestro matrimonio. ¿Todavía
me llego a sentir irritada, frustrada y herida? Por supuesto.
Pero cuando dejé de intentar
arreglarlo, fui liberada para nada más amarlo. Y lo amo más completamente así
como me recuerda Efesios 4:2: “Sean siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes
unos con otros en amor.” ¡Y amarlo es mucho más divertido y realista que
arreglarlo!
Amado Señor, ayúdame a enfocarme en ser la compañera
correcta. Cambia mi corazón para reflejar el tuyo, Señor. Ayúdame a hacer mi
orgullo a un lado para que pueda oírte susurrar a mi corazón todas esas cosas
que puedo hacer para mejorar mi matrimonio. En el nombre de Jesús, amén.
Cuando compras algún
recurso a través de los Ministerios Proverbios 31 dejas una huella en la
eternidad porque tu compra apoya las diversas esferas que sin costo alguno
ofrece este ministerio para dar esperanza. Quisiéramos competir con los precios
que ofrecen los enormes almacenes que venden en línea, pero sencillamente no
podemos hacerlo. Por lo tanto, agradecemos muchísimo todas y cada una de las
compras que hagas con nosotros. ¡Gracias!
Si sientes que algo necesita cambiar, ora por tu esposo, no acerca de él.
Orar acerca de él es quejarse. Orar por él implica buscar en la palabra de Dios
y orar escrituras específicas a sus batallas.
Versículos poderosos:
Efesios 1:4, “Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él.” (NVI)
© 2013 de Lysa TerKeurst. Todos los derechos están
reservados.
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Diana Torres
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