lunes, 22 de julio de 2013
“Señor, ábrele los ojos para que vea.” 2 Reyes 6:17a (NVI)
Lectura:
Cuando me convertí en madre soltera después de la
muerte de mi primer esposo me encontré con mi mundo totalmente al revés. Mi
vida era un acto de malabarismo entre organizar mis finanzas, mi hogar y ser un
factor de estabilidad en la vida de mi hijo.
Las decisiones que había que tomar me asfixiaban,
pero no había nadie más con quien consultarlas. ¿Qué deudas había que pagar
primero? ¿Debería trabajar fuera de casa? ¿Cuál es la mejor escuela para mi
hijo?
Entre más trataba de averiguarlo, más temerosa me
sentía. La mayoría del tiempo evitaba las presiones de mis preocupaciones y
dudas acurrucándome en la cama y durmiendo. La carga era enorme y el temor
enemigo me rodeaba.
Me sentía contra la pared, exhausta y sola.
La verdad es que quizá yo me sentía sola, pero no
lo estaba. Dios estaba ahí. Sabía que tenía que dirigir mi atención hacia él en
lugar de hacia mis circunstancias. Sabía que Dios no me dejaría caer. Sabía que
él estaba consciente de mis preocupaciones y le interesaban. Así que le pedí
ayuda y le pedí que abriera mis ojos para que pudiera ver su providencia. Oré:
“Dios, confío en que estás conmigo. Sé que tú nunca me dejarás ni me abandonarás.
No estoy sola. Tú me cuidas. Tú eres mi sostén y tienes un plan perfecto para
mí. No debo tener miedo, porque tú eres fiel.”
Mi oración terminaba pidiéndole a Dios que
abriera mis ojos para que pudiera ver todo aquello por lo que había orado y
profesado con mi boca.
Él hizo eso por Eliseo y su amigo en 2 Reyes 6:17. El rey de Siria estaba
en guerra con Israel. Durante este tiempo el profeta Eliseo y otro hombre de
Dios espiaban continuamente al rey de Siria y reportaban su estrategia al rey de
Israel. Cuando el rey de Siria descubrió que Eliseo era quien estaba informando
de su plan a Israel, mandó jinetes y carrozas de noche para rodear el
campamento de Eliseo y capturarlo.
Cuando Eliseo y el hombre de Dios despertaron y vieron que estaban rodeados
por el enemigo, el hombre de Dios gritó lleno de terror, “¿Qué debemos hacer?” (2 Reyes 6:15, NVI), Eliseo respondió “No tengas miedo. Los que están con nosotros
son más que ellos” (2 Reyes 6:16, NVI).
Entonces Eliseo llamó al Señor, “Ábrele
sus ojos para vea” (2 Reyes 6:17a, NVI). De pronto, el hombre de Dios vio
carrozas de fuego provenientes de Dios alrededor de ellos. ¿Cómo crees que
afectó a su miedo saber que Dios estaba peleando esta batalla por ellos?
¿La duda, el miedo y la falta de ánimo te rodean? ¿Tienes miedo de que te
conquisten? ¿Estás llorando como el amigo de Eliseo, “¿qué voy a hacer?”? Día
tras día me comprometí a enfrentar mis miedos enfocándome en Dios y en su
poder. Él me guió en cada decisión que tuve que tomar.
Quizá es tiempo de pedirle a Dios que abra tus ojos para ver su poder y
empezar a amar el trabajar juntos para pelear tu batalla. Ver la verdad te
ayudará a dar un paso hacia la libertad lejos del miedo. Él está en medio de
tus circunstancias.
Amado Dios, es
difícil confiar cuando tengo miedo. Pero elijo mirarte a ti y creer que tú
estás obrando a mi favor. Ayúdame a verte en medio de mis preocupaciones. En el
nombre de Jesús, amén.
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Empieza a
enfrentar tus miedos y ponte en acción. Organiza tu tiempo para orar,
pidiéndole al Señor que te muestre su poder en los retos que estás enfrentando.
Al ver
como él obra a tu favor, ve eliminando esos retos uno por uno. Descubrirás que
con la ayuda de Dios eres más valiente de lo que imaginabas.
Versículos poderosos:
2 Crónicas 20:17, “Pero ustedes no tendrán que intervenir en esta batalla.
Simplemente, quédense quietos en sus puestos, para que vean la salvación que el
Señor les dará. ¡Habitantes de Judá y de Jerusalén, no tengan miedo ni se acobarden!
Salgan mañana contra ellos, porque yo, el Señor, estaré con ustedes.” (NVI)
1 Pedro 2:9, “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas
de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.” (NVI)
© 2013 de Micca Campbell. Todos los derechos están
reservados.
Gracias
por su ayuda en la traducción de esta lectura:
y las que traducen las lecturas:
Ana
Stine
Natasha Curtis
Waleska Nickerson
Karina Córdova
Cony Villareal
y las que ayudan con la traducción de radio
programas:
Veronica Young
Diana Torres
Van Walton. Directora del ministerio para latinas
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