lunes, 5 de abril de 2010
por Susanne Scheppmann
Miembro del Equipo de conferencistas
de Proverbios 31, Ministerios para la mujer

Versículo clave:
1 Tesalonicenses 3:9, “¿Cómo podremos dar suficientes gracias a Dios por la gran alegría que ustedes nos han dado?” (BLS)

Hoy lee el capítulo entero. Escribe el versículo. Memorízalo


martes, el 6 de abril

Lectura:

Con un rostro malhumorado miré hacia el suelo. Yo no quería estar allí, pero el aroma de los rollitos de canela me tentaba a quedarme en aquella casa.

“¿Quieres uno?”, me preguntó mi futura madrastra.

Pensamientos contradictorios llenaron mi mente. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Me dolía el corazón. Pensé que debía serle fiel a mi madre y además ni siquiera conocía a esta mujer a quien mi padre amaba.
Ella, sin embargo, parecía ser muy amable y su voz estaba llena de alegría. Su risa hacía cosquillas a mis oídos. Y, por supuesto, esos deliciosos rollitos de canela me atraían.
Le dije que sí.

Este fue el inicio de una relación llena de amor. Mi madrastra pronto se convirtió en una amiga muy querida. No solo me enseñó cómo hacer esos deliciosos rollitos, sino que también me introdujo a mi Salvador, Jesucristo.

“¿Te gustaría aceptar a Jesús como tu Salvador personal?” ella me preguntó.

Yo le dije que sí.

Le debo gratitud a mi madrastra. Esta mujer de Dios, quien él puso en mi camino, logró hacer muchos cambios en mi vida. Unos pequeños, otros eternos. Ella bendijo mi vida días tras día.
La Madre Teresa dijo una vez: “En esta vida no podemos hacer grandes cosas. Sólo podemos hacer cosas pequeñas pero con gran amor”. Mi madrastra logró muchas cosas en mi vida con gran amor y pequeñas acciones. Ella me amó a través de los difíciles años de mi adolescencia. Ella modeló para mí a la mujer de Proverbios 31, con una actitud de devoción a Cristo, a su esposo, a sus hijos y a su comunidad.

Su vida ejemplificó las instrucciones que se encuentran en Tito 2:3-5. “Diles a las ancianas que se comporten como personas que aman a Dios. No deben ser chismosas ni emborracharse sino, más bien, ser un buen ejemplo para las mujeres más jóvenes y enseñarles a amar a sus esposos e hijos. También deben enseñarles a pensar bien lo que van a hacer y a ser dueñas de sí mismas, a atender bien a su familia y sujetarse a su esposo. Así nadie podrá hablar mal del mensaje de Dios”. (BLS)

Quizás exista una persona cuyo ejemplo bendijo tu vida y a quien tú debas expresar agradecimiento. Quizá tu madre, o tu madrastra, una tía, una amiga… Toma un momento para agradecerles esto. ¡Quizás hasta debas llevarles unos rollitos de canela! Será un momento muy dulce que ambas compartirán con alegría.

Mi oración para hoy:

Señor, te doy gracias por las mujeres que has puesto en mi vida para ayudarme a caminar en el sendero de la fe. Usa mi vida para ser de bendición para otras mujeres también.

miércoles, el 7 de abril

Recursos Relacionados:

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Más recursos


Pasos para la aplicación:

Haz una lista de las mujeres en tu vida que hayan sido una inspiración para ti. Escríbeles una tarjeta de agradecimiento o llámalas por teléfono. Hazles saber la forma en que ellas han influenciado tu vida.


jueves, el 8 de abril

Puntos para reflexionar:

¿En qué persona influye mi vida día a día?

¿Hay alguien que necesite mi amistad y mi aliento?

¿Le muestro mi agradecimiento a quienes lo merecen?


viernes, el 9 de abril

Versículos que te darán fuerza:

Filipenses 1:3, "Siempre doy gracias a mi Dios, al acordarme de ustedes”. (BLS)

1 Tesalonicenses 1:2, "Siempre damos gracias a Dios nuestro Padre, y en nuestras oraciones pedimos que Dios los ayude. Sabemos bien que todo lo que ustedes hacen demuestra su confianza en Dios y su amor por él”. (BLS)

Romanos 12:10, "Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto”. (BLS)

Efesios 6:2, "El primer mandamiento que va acompañado de una promesa es el siguiente: ‘Respeta y obedece a tu padre y a tu madre’". (BLS)

© 2010 de Susanne Scheppmann. Todos los derechos están reservados.

Gracias por su ayuda en la traducción de este devocional:

Wendy Bello, editora

Judith Hernández 

Ana Stine 

Natasha Curtis

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