lunes, 27 de mayo de 2013

Glynnis Whitwer

"A ese sitio Abraham le puso por nombre: ‘El Señor provee.’ Por eso hasta el día de hoy se dice: ‘En un monte provee el Señor.’” Génesis 22:14 (NVI)
         
Lectura:

¿Alguna vez has enfrentado una situación tan difícil que parece no haber esperanza alguna?

Quizás te has preguntado cómo vas a pagar la cuenta de electricidad este mes.  O quizás te preguntas si tu relación con tus hijos o con tu esposo mejorará algún día.  Quizás alguien te ha lastimado de tal manera que dudas jamás volver a ser la misma.

Tristemente, vivimos en un mundo colmado de situaciones muy difíciles.  Pero ¡todavía hay esperanza!  Este mensaje de fe y esperanza se encuentra en la Biblia, en la historia de un hombre llamado Abraham.

Después de anhelar ser padre por muchísimos años, Dios finalmente bendijo a Abraham con un hijo, a quien puso como nombre Isaac.  Pero él jamás se imaginó que un día el Señor probaría su fe pidiéndole que sacrificara a su hijo.

El día en que Abraham subió la montaña, con su amado hijo Isaac tras de él cargando la leña para el sacrificio, debió ser el día más terrible de su vida.  Pero a pesar de su dolor y desesperación, Abraham continuo subiendo la montaña, paso a paso, confiando en la fidelidad de su Dios.

Y sin saberlo Abraham, alguien más subía la montaña.

En pleno silencio, sin que nadie se percatara, un corderito subía también hacia la cima.  Por cada doloroso paso de fe y obediencia que Abraham daba, el cordero daba un paso hacia la misma dirección.

Al llegar al lugar indicado, y sin entender la razón por la cual el Señor deseaba que Abraham le entregara a su hijo, el hombre de Dios empezó a preparar el altar para el sacrificio.  Y en el momento justo en que él levantó el cuchillo para cumplir con el mandato divino, una voz le gritó desde el cielo: “Abraham!”

Génesis 22:12-14, “No pongas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas ningún daño.  Ahora sé que temes a Dios, porque ni siquiera te has negado a darme a tu único hijo.

“Abraham alzó la vista y, en un matorral, vio un carnero enredado por los cuernos. Fue entonces, tomó el carnero y lo ofreció como holocausto, en lugar de su hijo. A ese sitio Abraham le puso por nombre: El Señor provee.”

Esta historia está escrita para que generaciones y generaciones de creyentes podamos hallar ánimo en momentos de desesperación y angustia.  Cuando nuestra situación luce gris y sin remedio, Dios desea recordarnos que Él ya ha proveído la respuesta.  Aunque no la veamos, aunque no la escuchemos, podemos confiar en la fidelidad de nuestro Señor.

Cuando mis circunstancias parezcan imposibles, confiaré en mi Señor.  Jehová-Jire. El Señor proveerá.

Amado Señor: Tú conoces mi situación y mi desesperación.  Aunque deseo confiar en Ti, mi fe flaquea.  Te ruego que intervengas en mi situación y que aumentes mi fe mientras espero tu ayuda y provisión. En el Nombre de Jesús.  Amén.   

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Reflexionar y responder:
El tiempo de Señor no es el nuestro.  ¿Cuáles podrían ser algunas de las razones por las cuales Dios espera un tiempo antes de responder a nuestras oraciones?

Lee la historia de Abraham e Isaac en Génesis 22.  ¿Qué cosas hizo Abraham que tú puedes aplicar a tu situación?

Lee el Salmo 91. Escribe una lista de las promesas que Dios hace a los que en Él confían.


Versículos poderosos:
Salmo 91:14, "Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre." (NVI)

Salmo 22:5, "A ti clamaron, y tú los salvaste; se apoyaron en ti, y no los defraudaste." (NVI)
                                                                          

© 2013  de Glynnis Whitwer. Todos los derechos están reservados.


Gracias por su ayuda en la traducción de esta lectura:
Van Walton. Directora del ministerio para latinas
Judith Hernández, la voz latina  
Ana Stine  
Natasha Curtis
Waleska Nickerson 
Veronica Young
Karina Córdova
Cony Villareal
Diana Torres


lunes, 20 de mayo de 2013



“Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo.” Colosenses 3:15 (NVI)

Lectura:

No somos más capaces de enviar la lluvia de regreso a las nubes levantando las manos al cielo…

O de abrazar los colores buscando el final del arcoíris…

O de forzar la marea a retirarse corriendo en sentido contrario al mar…

No somos más capaces de lograr esto, que de perseguir y conseguir paz.

Paz.

La razón por la que el mundo va a la guerra, las familias se desmoronan, la gente deambula. Aquello por lo que nos comprometemos, e improvisamos, y televisamos: Está aquí… si tan sólo te apuras a buscarla con tu tiempo, tu dinero, tu vida.

Pero de tanto buscarla, nunca conseguimos paz. No hasta que nos enfrentamos con estas nueve palabras que llaman a la calma. Una verdad que hace que los hombros caigan y las mandíbulas se relajen. Esta escritura nos dice que hay una paz plena, gratis para todos.
 “Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo.” Colosenses 3:15 (NVI)*

Si vamos a encontrar paz, debemos convertirnos en discípulos de Él quien es nuestra Paz, Jesucristo. Él quien es la Palabra. Y esta parte de su Palabra, “Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo” es una buena enseñanza.

Esta verdad nos enseña a desacelerarnos. Esta palabra, “gobernar”, implica que debemos “ser árbitros” de nuestro apurado corazón. Así que cuando las circunstancias se desmoronan y nosotros batallamos preocupadamente para arreglarlas, esta enseñanza nos dice que debemos detenernos y llamar a nuestro corazón a la calma. ¿Cómo lo hacemos? Mediante el conocimiento profundo de Él quien es nuestra Paz.

Cristo es justo, como lo refleja el valor de Ester y la derrota de Amán. (Ester 7)

Cristo redime, como lo aseguran la gran pérdida de Job y su todavía más grande victoria. (Job 42:7-17)

Cristo es digno de nuestra confianza, como lo prueba Su promesa de resurrección (Mateo 28:1-10)

Cristo controla las tormentas, como lo atestiguan los vientos y las olas calmadas (Marco 4:35-41)

Va a tomar algo de tiempo enseñar a nuestros corazones a dejar que la paz sea quien gobierne. Los árbitros no empiezan su carrera en las Ligas Mayores. De hecho, los árbitros pasan por rigurosos estudios y entrenamientos. Deben trabajar por años en las ligas menores antes de siquiera soñar con ser parte de las mayores.

Nosotros también debemos concentrar nuestro corazón y nuestra mente en aprender. Un buen lugar para empezar es con las cosas menores. Tratar de calmar nuestros corazones y llamarlos a la paz cuando vamos tarde, o la cena se quema, o raspones y moretones ocurren, o cuando le damos un rayón al coche. Esta es nuestra práctica y preparación para problemas más grandes como cuando el doctor llama, nos dan una multa, nos llega una demanda, o nos abundan las acusaciones.

Nosotros llamamos a nuestros corazones a confiar en Él quien nos es fiel en las cosas pequeñas, para aprender de su carácter una y otra vez. Esto brinda a nuestros corazones el entrenamiento necesario para saber que Él es digno de nuestra confianza en las cosas grandes, en las cosas intermedias… en todo.

Cada llamada lleva a otra, lo cual eventualmente nos lleva a un lugar de seguridad. Un lugar donde la búsqueda termina. Y donde la paz comienza.

Querido Dios, Tú eres nuestra Paz. Enséñame Tus caminos, dirígeme a tu verdad. Ayúdame a relajar mis hombros, a suavizar mi tensa mandíbula, a calmar mi apurado corazón. Quiero conocerte más y más. En el nombre de Jesús, Amén.

Reflexionar y responder:
¿Tiendes a enfocarte más en las circunstancias o en el poder de Jesús sobre las circunstancias?

Memoriza tres versículos que hablen sobre la paz en las siguientes tres semanas. Trata de recordarlos para calmar tu corazón cuando los problemas se aproximen.

Versículos poderosos:
Isaías 26:3, “Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía.”
(NVI)*
Efesios 2:14, “Porque Cristo es nuestra paz…” (NVI)*

© 2013 de Samantha Reed. Todos los derechos reservados. 


Van Walton. Directora del ministerio para latinas
Judith Hernández, la voz latina  
Ana Stine  
Natasha Curtis
Waleska Nickerson 
Veronica Young
Karina Córdova
Cony Villareal
Diana Torres

 

domingo, 19 de mayo de 2013


Tracie Miles

 “La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús.”  Filipenses 2:5 (NVI)

         
Devoción:

¿Está el vaso medio lleno o medio vacío? ¿Está parte soleado o parte nublado?  La perspectiva hace toda la diferencia. Me gusta mucho una canción de los 80’s que podríamos cantarle a Dios. “¿Qué terminaras por mí más tarde?”

Nuestra respuesta dependería de cómo lo veamos, desde nuestra perspectiva. Dios hace mucho más por nosotros de lo que podemos ver y desear. Y es muy fácil perder la perspectiva. También olvidamos fácilmente todo cuanto Dios hace y sigue haciendo por nosotros.

Me pregunto, “¿Cómo podemos combatir esta actitud humana de ver todo desde nuestra perspectiva y no de la de Dios?” Orando. Pidiendo tener una actitud como la de Cristo…con un inventario de todas las bendiciones recibidas de parte Dios.

Poder vivir, respirar cada día, tener habilidades, tener hijos, familia y amigos, ser libres, vivir en una casa, tener un carro, tener salud, y sobre todo tener Vida Eterna.

¿Cuál es su lista de inventario para hoy? Si eres honesta contigo misma, ¿puedes decir que ves todas las cosas positivas, en cualquier situación que estás pasando en este momento? ¿Consideras que Dios puede utilizar todas las situaciones para acercarte más a Él? ¿O te enfocas primero en las cosas negativas?

Durante los tiempos negativos realmente nos convertimos en nuestro propio enemigo, porque miramos las cosas desde nuestra perspectiva y modo de pensar, sin admitir qué es lo que Dios está haciendo por nosotros. Debemos abandonar nuestra propia perspectiva y cambiarla por una nueva actitud.

Winston Churchill decía, “un pesimista ve las dificultades como oportunidades; y un optimista ve oportunidades en cada dificultad.” ¿Qué ves tú usualmente?

Mientras más te conviertas en una persona que cambia su actitud de pensar en lo negativo, a lo positivo, verás que esto se convierte en un nuevo hábito. Los cambios no se verán inmediatamente, pero pasado el tiempo te darás cuenta que puedes convertirte en una persona optimista.

¿Quieres aceptar el reto de convertirte en un optimista hoy?  El regalo será ver a Dios trabajando con toda su misericordia y así mantener un corazón saludable y feliz.


Amado Dios, ayúdame a saber manejar esta tendencia humana de criticar y ver cada situación del lado negativo. Ayúdame a reconocerte en todos mis caminos y contar cada día tus bendiciones. Gracias por tú paciencia. Amén.


Recursos sugeridos:
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Reflexionar y responder:                                                                                     Dibuja dos columnas en un pedazo de papel. En el lado izquierdo escribe el listado de las situaciones difíciles y frustraciones diarias en tu vida. En el lado derecho escribe alguna cosa positiva de la situación o frustración, y como Dios puede hacer crecer tu fe al depender de Él en cada situación. Si tienes alguna dificultad o frustración, ora al Señor para que te muestre alguna cosa positiva.

¿Es mi actitud típicamente negativa o positiva?

¿Qué dirá la persona más cercana a mí? 

¿Cómo me ve? 


Versículos poderosos:
1 Pedro 1:1-3,  “Pedro, apóstol de Jesucristo, a los elegidos, extranjeros dispersos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, según la previsión de Dios el Padre, mediante la obra santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser redimidos por su sangre: Que abunden en ustedes la gracia y la paz. ¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva.” (BLS)


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