martes, 15 de mayo de 2012

Lynn  Cowell
 “…pues hay un tiempo para toda obra y un lugar para toda acción.” Eclesiastés 3:17B  (NVI)
         
Lectura:

No quería, y aun así lo hice.
Mi hija llegó a casa hambrienta, con frío y sucia después de una práctica de softball.  ElIa quería una merienda, hablar y un baño caliente, en ese orden. Yo quería continuar trabajando. Estaba avanzando y alejarme de mi computadora pararía mi progreso.
Pero, lo hice. Colocando mi computadora a un lado, puse en el horno microondas su merienda favorita y me senté a escuchar acerca del día de mi hija.
Eso no es tan fácil para mí. Como otras madres, las fechas límite me vienen a la mente. Fecha límite para el trabajo, para servir de voluntaria, para la cena y la fecha límite para lavar la ropa, todas me piden que les dé la prioridad. Algunas veces yo lo hago, pero ese día no lo hice.
Verás, el día anterior, en el proceso de tomar otra decisión de manejar bien el tiempo, recordé algo muy importante. Y ese “algo” me hizo llorar: mis hijas se irán todas muy pronto.  
Estos días en los que ellas estén en la escuela serán solo recuerdos antes de que me dé cuenta. Yo quiero escucharlas, darles mi atención completa y ser parte de sus recuerdos.
Eclesiastés me recuerda revisar en como uso mi tiempo.
 “…pues hay un tiempo para toda obra y un lugar para toda acción  (vs 3:17b) Los días de las historias de softball y los cuentos de la clase de alemán no esperan. Tengo que encontrar un equilibrio en cómo uso mi tiempo, sin descuidar las personas por una tarea.

Quiero conquistar la tentación de dejar lo que parece urgente sobrepasar a lo que verdaderamente es importante para mi cada día. La mayoría de nosotras tiene que trabajar, pagar las cuentas, responder correos electrónicos y hacer las tareas del hogar. Pero también es importante tomar tiempo para hablar, escuchar y ser buenos padres. 
Invertir en los niños, ya sea que sean los nuestros, nuestros sobrinos o sobrinas, nietos o nietas, vecinos o niños de la iglesia, es un privilegio. Ya sea que lo admitan o no, ellos quieren que nosotros escuchemos sus historias y aprendamos de sus días.
¿Te unirías a mí? Vamos a retirarnos de la computadora. Colocar nuestros teléfonos a un lado. Apagar la televisión. Y hagamos tiempo para escuchar y hablar con nuestros niños. Un día miraremos atrás y estaremos felices de haberlo hecho.
Amado Dios. Hoy quiero colocar a un lado lo que parece ser tan importante para darles a los que están cerca de mí, lo que necesitan: afirmación, atención, y afecto. Derrama amor para ellos a través de mí. En el nombre de Jesús, amén. 

Pasos para la aplicación:
¿Qué me aleja de aquellos a los que amo? ¿El teléfono? ¿La computadora? ¿La ropa sucia? ¿Cómo puedo colocar límites saludables entre el tiempo que paso haciendo estas cosas y la comunicación con otros que son más importantes que las tareas?

Cuando compras algún recurso a través de los Ministerios Proverbios 31 dejas una huella en la eternidad porque tu compra apoya las diversas esferas que sin costo alguno ofrece este ministerio para dar esperanza. Quisiéramos competir con los precios que ofrecen los enormes almacenes que venden en línea, pero sencillamente no podemos hacerlo. Por lo tanto, agradecemos muchísimo todas y cada una de las compras que hagas con nosotros. ¡Gracias!

LO QUE TODO PADRE DEBE SABER 



Ora por paz y fuerza para conquistar la tentación de las cosas urgentes que quieren sobrepasar lo que es verdaderamente importante.

Versículos que te darán fuerza:
Eclesiastés 3:1, “ Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo.”  (NVI)

© 2012  de Lynn Cowell. Todos los derechos están reservados.  


 
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