lunes, 1 de octubre de 2012


 Lysa TerKeurst

“[El amor] Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue…” 1 Corintios 13:7-8a (NVI)   

Lectura:

Conozco esa sensación desgarradora y falta de esperanza de una relación que se está desmoronando. La coexistencia, la tensión silenciosa, el llanto.

Los primeros cinco años de mi matrimonio fueron realmente difíciles. Dos pecadores que se unieron con todo su trasfondo, expectativas poco realistas y voluntades extremadamente fuertes.

Había gritos, “ley del hielo”, portazos, amargura. Se contemplaba la posibilidad de “tirar la toalla”. Aquella sensación de que tal vez las cosas no podrían mejorar nunca. Fue en ese momento cuando empecé a escuchar las 3 mentiras:

• Me casé con la persona equivocada.   
 
• Él debería hacerme sentir amada.

• Hay alguien mejor en algún otro lado.

Creí esas mentiras. Empezaron a tejer una red enmarañada de confusión en mi corazón. Lo único que yo veía era todo lo que estaba mal con él. No podía ver las cosas buenas que tenía. Me cegaba ante mi idea de “no es tan bueno”.

Y no sentía pena de compartir mis frustraciones por toda esa situación con mis amistades.
Muchas asentían con la cabeza en señal de que estaban de acuerdo conmigo, haciéndome sentir siempre justificada. Pero una de ellas no, me dijo: “Sé lo que estás pensando, pero ¿qué dice la Biblia?”.

¿Qué? ¿La Biblia? No pensé que su “sugerencia religiosa” podría ayudarme. Pero en los siguientes días me la pasé escuchando en mi mente su pregunta de buscar en la Biblia.
De mala gana y con gran escepticismo, lo intenté una tarde, busqué algunos de los versículos que ella me sugirió, incluyendo 1 Corintios 13. Conforme leía la lista de todo lo que el amor debe ser, me sentí desanimada. Mi amor no parecía bondadoso, paciente ni perseverante. El amor en mi matrimonio parecía estar destrozado. 

Cerré la Biblia. No parecía ayudarme, más bien me hacía sentir peor. ¡Suficiente!

Luego, unos días después escuché una entrevista en una estación de radio cristiana, en donde una pareja estaba hablando de esos mismos versículos. Quería apagar y cambiar la estación. ¿Qué podían saber ellos de lo difícil que es el amor? En ese momento dijeron una frase que me cautivó: “El amor no es un sentimiento, es una decisión”.

¡Tremendo!

Fui a casa y volví a leer 1 Corintios 13. Esta vez, en vez de leerlo como una lista de lo que el amor debería hacerme sentir, lo leí como si decidiera hacer que mi amor encajara en esas cualidades. Mi amor será bondadoso, mi amor será paciente, mi amor será perseverante. No porque lo siento, sino porque lo decido.

Al mismo tiempo Dios estaba trabajando en el corazón de mi esposo. Ambos acordamos tomar decisiones basadas en el amor de 1 Corintios 13. Poco a poco el muro de hielo que estaba entre nosotros empezó a derrumbarse.

No fue fácil, no fue de la noche a la mañana, sino que poco a poco nuestras actitudes y nuestras acciones hacia el otro cambiaron y fue así como dejé de creer en esas mentiras del matrimonio y las reemplacé por 3 verdades del matrimonio:

• El tener un buen matrimonio consiste en ser el compañero adecuado y no en tener al compañero adecuado.  
 
• El amor es una decisión.

• El jardín no es más verde en el otro lado, es más verde donde tú lo riegas y lo fertilizas.  

Tal vez ya hayas escuchado esas mentiras acerca del matrimonio. Me duele el corazón si estás en un punto difícil dentro de tu matrimonio y créeme, sé que las relaciones difíciles son muy complicadas y van más allá de lo que un simple devocional posiblemente pueda desenmarañar, pero tal vez algo de lo que te haya dicho el día de hoy pueda ayudar a aflojar uno de esos nudos… o por lo menos pueda dar un poco de esperanza a tu vida el día de hoy.

Querido Señor, gracias por esta verdad, no importa qué tan difícil sea de leer; gracias por tu Espíritu Santo que me da la fuerza para alejarme de las mentiras y caminar en tu verdad. En el nombre de Jesús, amén.

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Reflexionar y responder:
¿Crees que te casaste con la persona equivocada, que él debería hacerte sentir amada, que tal vez haya alguien mejor en algún otro lado?

¿Cómo puedes ser la compañera adecuada para tu esposo el día de hoy?

El amor es una decisión. Decide el día de hoy regar y fertilizar tu matrimonio.

Versículos poderosos:
1 Corintios 13:4-8a: “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue…” (NVI).

© 2012 de Lysa TerKeurst. Todos los derechos reservados.


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