lunes, 1 de febrero de 2010
de Melanie Chitwood
Miembro del Equipo de conferencistas
de Proverbios 31, Ministerios para la mujer

Versículo clave:

Salmo 62:8, “Confía siempre en él, pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante él. ¡Dios es nuestro refugio! “ Salmo 62:8 (NVI)

Hoy lee el capítulo entero. Escribe el versículo. Memorízalo

martes, el dos de febrero

Devoción:

Los rayos y truenos de una tormenta poderosa chocaron con nuestra casa la noche anterior. Mientras la lluvia caía rodando por las ventanas y los rayos alumbraban el cielo oscuro, me levanté, con suficiente tiempo para alistar mi cama para que mi hijo menor se acostara junto a mi esposo y a mí. Recuerdo pensar sorprendida que ni sabía que íbamos a tener una tormenta.

Qué buena representación de mi vida en los últimos tiempos. Ha sido un año de inesperadas tormentas. Algunas veces solo llueve un poco, pero otras, como en la tormenta que nos azotó recientemente, la lluvia golpea las ventanas con oleadas y más oleadas de truenos y ráfagas de relámpagos.

¿Y tú? ¿Es tiempo de tormenta para tu vida en este momento? ¿Dónde encuentras refugio en las tormentas?

Mis amigos y familia han sido un refugio para mí este año, tal y como lo fue mi familia anoche cuando todos nos acurrucamos juntos en la cama. Me han animado y apoyado. Y sobre todo, me han señalado el refugio más fuerte contra las tormentas, mi Padre celestial.

Al acudir a las Escrituras esta semana, me asombra el número de veces que estas nos recuerdan que Dios es nuestro refugio. Dios sabe que nos llegarán tiempos difíciles y su palabra nos recuerda que el refugio más fuerte y más seguro es Dios mismo.

Como siempre, nosotros tenemos la oportunidad de escoger: empaparnos en la lluvia o buscar refugio. La verdad es que las tormentas de la vida pueden llevarnos a correr hacia Dios, pero de la misma forma, fácilmente pueden hacer que nos alejemos de él. Un montón de emociones pueden hacer que nos quedemos en la lluvia y nos empapemos: resentimiento, ira, confusión, impotencia o desesperanza. Si puedes identificarte con estas emociones, tal vez te sientas mal por tenerlas, pero no dejes que estas emociones te alejen de Dios.

Lee los salmos y verás que Dios puede tratar con cada emoción. Las emociones negativas no son una razón para alejarse de Dios. Esas emociones son la razón para acercarse a él, con el gran deseo de tener la clase de fe y fuerza que solo Dios puede dar.

Mantente acercándote a Dios, continúa diciéndole en oración cómo te sientes, y deja tus emociones con Él. Al hacerlo comenzarás a sentir su cercanía, su esperanza, sus promesas y su consuelo. Si te encuentras con sentimientos de miedo o desesperanzada otra vez, solamente regresa a Dios. Sé honesta en tus oraciones. Reconoce que estás en medio de un tiempo difícil pero que quieres creerle en medio de tus circunstancias. Reconoce que él te ama y que constantemente será tu refugio.

Mi oración para hoy:

Amado Señor, “Oh Dios, escucha mi clamor y atiende a mi oración. Desde los confines de la tierra te invoco, pues mi corazón desfallece; llévame a una roca donde esté yo a salvo. Porque tú eres mi refugio, mi baluarte contra el enemigo. Anhelo habitar en tu casa para siempre y refugiarme debajo de tus alas” (Salmo 61:1-4, NVI). En el nombre de Jesús. Amén.

miércoles, el 3 de febrero

Aplicación:

Encuentra consuelo mientras lees hoy Salmos 61, 62 y 90. Escribe el versículo que más te ayuda a mantener la mirada en Dios y ponlo en un lugar en tu casa donde lo puedas ver.

Recursos sugeridos:

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Más recursos

jueves, el 4 de febrero

Puntos para reflexionar:

¿Ha estado alejándote de Dios? ¿Puedes volverte a él hoy? Él te está esperando con brazos abiertos y un corazón lleno de amor. Él te ama y quiere ser tu fortaleza y consuelo en medio de la tormenta que estás enfrentando.

viernes el 5 de febrero

Versículos para recordar:

2 Crónicas 20:12, “Oh Dios nuestro, ¿no los juzgarás? Porque no tenemos fuerza alguna delante de esta gran multitud que viene contra nosotros, y no sabemos qué hacer; pero nuestros ojos están vueltos hacia ti.” (LBLA)

Salmo 91:1-2, “El que habita al abrigo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente. Diré yo al SEÑOR: Refugio mío y fortaleza mía, mi Dios, en quien confío.” (LBLA)

© 2010 de Melanie Chitwood. Todos los derechos están reservados.



Gracias por su ayuda en la traducción de este devocional.

Wendy Bello, editora

Judith Hernández

Ana Stine

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