domingo, 12 de junio de 2011
Rachel Olsen
Miembro del Equipo de conferencistas


 “Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá. Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.                                                           Juan 15:7-8 (NVI)

Lectura: 

¿Cómo puedo encontrar tiempo para tener un “tiempo a solas ” con Dios? Aun si encuentro el tiempo, ¿cómo saber qué hacer durante este tiempo?

¿Alguna vez te has hecho estas preguntas? Yo lo he hecho. Hubo un tiempo cuando estas preguntas me dejaban sin palabras porque no sabía cómo contestarlas. Conocía gente que pasaba una hora a solas con Dios todos los días y me preguntaba cuál sería su secreto. ¿Qué era lo que les permitía hacerlo? ¿Qué era lo que no les dejaba dormirse allí sentados solos con la Biblia? ¿Cómo sabían qué decir, leer o pensar durante todos esos minutos?  ¿Cómo evitaban distraerse?  ¿Cómo se las arreglaban incluso para tener una hora libre cada día?  Yo seguía esperando que llegara una época en mi vida en la que apareciera por sí solo un espacio de tiempo de manera regular y mi espíritu me llevara a Dios. Desperdicié mucho tiempo esperando que eso pasara y he aprendido que nunca sucederá sin algún esfuerzo.

“Rachel, ¿cómo encuentras tiempo para pasar un tiempo a solar con Dios?”, me preguntaron no hace mucho. “Yo no encuentro el tiempo”, respondí. “Tengo que hacer el tiempo, no puedo esperar a encontrar tiempo.  Eso nunca pasará. Siempre habrá algo que necesite mi atención, que reclame mi presencia. Yo tengo que hacer el tiempo, y eso significa que algunas veces tengo que dejar otras cosas a un lado. Tengo que estar de acuerdo con  dejar otras cosas a un lado”, confesé.

Me he dado cuenta de que es una cuestión de decisión, una cuestión de disciplina… y una cuestión de inversión activa. E.M. Bounds escribió: “El hombre perezoso no ora, no orará, no puede orar, porque la oración demanda energía”. Qué frase tan sencilla pero profunda. Cuando no oro, o no paso tiempo leyendo la Biblia, es simplemente porque no quiero gastar la energía en eso.  Bounds está diciendo que la gente que no ora mucho, seguramente se lo atribuye a estar muy ocupados, o porque se aburren con ello, pero en realidad son muy perezosos para buscar a  Dios con intensidad. ¡Qué tremendo!

Yo creo que debemos ser muy fervientes en buscar a Dios con intensidad, y eso dará gloria a Dios, como lo dice el versículo clave. Es como dice una pequeña compañía de calzados deportivos llamada Nike: “solo hazlo”. Saquemos un poco de tiempo en nuestros días para estar a solas con Dios, para leer su Palabra y orar. Podemos cambiar una pequeña porción de nuestro tiempo y energía por una gran porción de su gracia y su poder. 

Proponte mantenerte en esto por varias semanas hasta que se acomode en tu horario y tu alma comience a responder. Yo sé que encontrarás que vale la pena hacer el esfuerzo.

Amado Dios, yo quiero hacer tiempo para ti. Yo quiero leer la Biblia y entenderla. Quiero orar y ver tus respuestas. Ayúdame a buscarte con intensidad. En el nombre de Jesús, Amén.

Pasos para la aplicación:

Si no tienes el hábito de pasar tiempo con Dios, orar y leer la Biblia, comprométete a hacerlo. No tiene que ser por una hora, comienza por 10 minutos. Toma tu Biblia, un lápiz y un papel y marca el reloj.


Puntos para reflexionar:

¿Qué es lo que me impide buscar a Dios con intensidad?

¿Realmente no tengo ningún tiempo en mi día para pasarlo con Dios?

Recursos relacionados:

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Versículos que te darán fuerza:

Isaías 28:23, “Escuchen, oigan mi voz; presten atención, oigan mi palabra.” (NVI)

Isaías 32:9, “¡Mujeres despreocupadas, levántense y escúchenme! Hijas que se sienten tan confiadas, ¡presten atención a lo que voy a decirles!” (NVI)

1 Corintios 14:15, “¿Qué debo hacer entonces? Pues orar con el espíritu, pero también con el entendimiento; cantar con el espíritu, pero también con el entendimiento.” (NVI)
Salmos 119:11, “En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti.” (NVI)

© 2010  de Rachel Olsen. Todos los derechos están reservados.

Gracias por su ayuda en la traducción de este devocional.
Wendy Bello, editora 
Natasha Curtis











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