martes, 6 de diciembre de 2011
Shari Braendel
Amiga de Proverbios 31
Ministerios para la mujer
"[El Señor] restaura a los abatidos y cubre con vendas sus heridas…" Salmos 147:3 (NVI)
Lectura:
Algunas de mis amigas hace poco me confiaron sus historias de heridas del pasado que aún duelen. Una dulce amiga mía me contó que lleva más de 20 años trabajando para tratar de curar las heridas que le causaron palabras muy duras. "Mi madre siempre pensó que yo era gorda y siempre me llamó su elefante. Constantemente me comparaba con mi hermana que era mucho más delgada que yo. Hasta llegó a acusarme de bulímica, lo que a la temprana edad de 13 años resultó ser como un puñetazo."
Mi otra amiga contó: "Una amiga de mi mamá me preguntó cómo se sentía tener una hermana que era tan bella y luego dijo que debía ser difícil tener que crecer a su lado, tan hermosa y delicada, mientras que yo no era así. Yo no era gorda; solo es que tenemos estructuras corporales completamente distintas. Recuerdo haberme quedado sorprendida de que alguien realmente me hubiera dicho eso y me pregunté POR QUÉ me lo había dicho. Ese único comentario me definió durante muchos años y hasta el día de hoy duele cuando pienso en ello."
Heridas de belleza. Cada una de nosotras las tiene. Algunas causan un dolor increíble y otras son como un desagradable pellizco que nos molesta de vez en cuando; de todas formas, todas duelen.
Hay muchas cosas que deben ocurrir para curar lo profundo del alma y asegurarnos de que no caigamos en el hábito de repetir esta conducta con nuestros seres queridos e incluso aquellos a quienes no conocemos bien.
Es importante ofrecer gracia y perdón a aquellos que nos han herido. Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero con Cristo es posible. A menudo el que nos causó dolor no tiene la menor idea de la herida que provocó en nuestro corazón. Muchas veces me pregunto a quién pude haber herido sin darme cuenta, y espero y oro que me perdonen por mis actos desconsiderados.
La Biblia nos dice que las palabras son muy poderosas, pero también lo son nuestros pensamientos. Con frecuencia le atribuimos demasiado valor al diálogo que ensayamos en nuestra mente de las heridas del pasado. Le ponemos atención a los pensamientos hirientes que una y otra vez pasan por nuestra mente como un disco rayado. Cada vez que se nos cruza uno de esos pensamientos, debemos detenerlo y apoderarnos de él. Tenemos que reemplazar de inmediato el pensamiento hiriente con algo más poderoso y cariñoso.
Una cosa que me ha ayudado a mí es tener versículos bíblicos listos en la mente para aniquilar esos dañinos juegos mentales. Por ejemplo, cuando me pasa por la mente un pensamiento crítico acerca de mi apariencia o peso, trato de identificarlo e inmediatamente digo: "El rey está cautivado por tu hermosura" (Salmos 45:11, NVI).
Quiero animarte a no permitir que en tu corazón moren los pensamientos feos. Dios es un Dios grande y está loco por ti. Para Él eres un tesoro muy preciado. ¡Él no cometió errores al crearte! Amiga mía, le pido a Dios que creas y te apoyes en esta verdad. Ya que si hay algo que sé con toda seguridad es que Jesús vino a sanar a los quebrantados de corazón y a vendar cada una de nuestras heridas, incluso las heridas de belleza.
Amado Dios, sé que tú ves lo más profundo de mi corazón y sabes las mentiras y palabras que aún me atormentan y me hieren. ¿Puedes por favor quitar el dolor? Sáname y ayúdame a aceptar y entender que Tú no cometiste errores cuando me creaste, sino que me hiciste perfectamente maravillosa. En el nombre de Jesús, Amén.
Recursos Relacionados:
Cuando compras algún recurso a través de los Ministerios Proverbios 31 dejas una huella en la eternidad porque tu compra apoya las diversas esferas que sin costo alguno ofrece este ministerio para dar esperanza. Quisiéramos competir con los precios que ofrecen los enormes almacenes que venden en línea, pero sencillamente no podemos hacerlo. Por lo tanto, agradecemos muchísimo todas y cada una de las compras que hagas con nosotros. ¡Gracias!
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Más recursos
Pasos para la aplicación:
Imprime Salmos 139:13-14 y pégalos en tu espejo. Que te sirvan de recuerdo diario de que le perteneces a Dios. Léelo todos los días hasta que sea lo que escuchas dentro de tu mente y tu corazón.
Ruégale a Dios que te ayude a perdonar a aquellos que te causaron dolor.
Elige hoy comenzar el proceso de sanidad.
Puntos para reflexionar:
¿Estarías dispuesta a ofrecer el perdón que otra persona pueda necesitar de ti si tú estuvieras en esa misma situación?
¿Hay algún momento en el que recuerdes haber sido perdonada ya sea que lo hayas merecido o no? Hay libertad en el perdón que afecta a todas las partes involucradas.
Versículos que te darán fuerza:
Génesis 1:27, “Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó.” (NTV)
Salmos 139:13-14, “Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre. ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.” (NTV)
2 Corintios 6:18, “«Yo seré un padre para ustedes, y ustedes serán mis hijos y mis hijas, dice el Señor Todopoderoso.» (NVI)
© 2011 de Shari Braendel. Todos los derechos están reservados.
Gracias por su ayuda en la traducción de este devocional.
Wendy Bello, editora
Judith Hernandez
Ana Stine
Natasha Curtis
Waleska Nickerson
Veronica Young
Amiga de Proverbios 31
Ministerios para la mujer
"[El Señor] restaura a los abatidos y cubre con vendas sus heridas…" Salmos 147:3 (NVI)
Lectura:
Algunas de mis amigas hace poco me confiaron sus historias de heridas del pasado que aún duelen. Una dulce amiga mía me contó que lleva más de 20 años trabajando para tratar de curar las heridas que le causaron palabras muy duras. "Mi madre siempre pensó que yo era gorda y siempre me llamó su elefante. Constantemente me comparaba con mi hermana que era mucho más delgada que yo. Hasta llegó a acusarme de bulímica, lo que a la temprana edad de 13 años resultó ser como un puñetazo."
Mi otra amiga contó: "Una amiga de mi mamá me preguntó cómo se sentía tener una hermana que era tan bella y luego dijo que debía ser difícil tener que crecer a su lado, tan hermosa y delicada, mientras que yo no era así. Yo no era gorda; solo es que tenemos estructuras corporales completamente distintas. Recuerdo haberme quedado sorprendida de que alguien realmente me hubiera dicho eso y me pregunté POR QUÉ me lo había dicho. Ese único comentario me definió durante muchos años y hasta el día de hoy duele cuando pienso en ello."
Heridas de belleza. Cada una de nosotras las tiene. Algunas causan un dolor increíble y otras son como un desagradable pellizco que nos molesta de vez en cuando; de todas formas, todas duelen.
Hay muchas cosas que deben ocurrir para curar lo profundo del alma y asegurarnos de que no caigamos en el hábito de repetir esta conducta con nuestros seres queridos e incluso aquellos a quienes no conocemos bien.
Es importante ofrecer gracia y perdón a aquellos que nos han herido. Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero con Cristo es posible. A menudo el que nos causó dolor no tiene la menor idea de la herida que provocó en nuestro corazón. Muchas veces me pregunto a quién pude haber herido sin darme cuenta, y espero y oro que me perdonen por mis actos desconsiderados.
La Biblia nos dice que las palabras son muy poderosas, pero también lo son nuestros pensamientos. Con frecuencia le atribuimos demasiado valor al diálogo que ensayamos en nuestra mente de las heridas del pasado. Le ponemos atención a los pensamientos hirientes que una y otra vez pasan por nuestra mente como un disco rayado. Cada vez que se nos cruza uno de esos pensamientos, debemos detenerlo y apoderarnos de él. Tenemos que reemplazar de inmediato el pensamiento hiriente con algo más poderoso y cariñoso.
Una cosa que me ha ayudado a mí es tener versículos bíblicos listos en la mente para aniquilar esos dañinos juegos mentales. Por ejemplo, cuando me pasa por la mente un pensamiento crítico acerca de mi apariencia o peso, trato de identificarlo e inmediatamente digo: "El rey está cautivado por tu hermosura" (Salmos 45:11, NVI).
Quiero animarte a no permitir que en tu corazón moren los pensamientos feos. Dios es un Dios grande y está loco por ti. Para Él eres un tesoro muy preciado. ¡Él no cometió errores al crearte! Amiga mía, le pido a Dios que creas y te apoyes en esta verdad. Ya que si hay algo que sé con toda seguridad es que Jesús vino a sanar a los quebrantados de corazón y a vendar cada una de nuestras heridas, incluso las heridas de belleza.
Amado Dios, sé que tú ves lo más profundo de mi corazón y sabes las mentiras y palabras que aún me atormentan y me hieren. ¿Puedes por favor quitar el dolor? Sáname y ayúdame a aceptar y entender que Tú no cometiste errores cuando me creaste, sino que me hiciste perfectamente maravillosa. En el nombre de Jesús, Amén.
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¿Estarías dispuesta a ofrecer el perdón que otra persona pueda necesitar de ti si tú estuvieras en esa misma situación?
¿Hay algún momento en el que recuerdes haber sido perdonada ya sea que lo hayas merecido o no? Hay libertad en el perdón que afecta a todas las partes involucradas.
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Génesis 1:27, “Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen. A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó.” (NTV)
Salmos 139:13-14, “Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre. ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.” (NTV)
2 Corintios 6:18, “«Yo seré un padre para ustedes, y ustedes serán mis hijos y mis hijas, dice el Señor Todopoderoso.» (NVI)
© 2011 de Shari Braendel. Todos los derechos están reservados.
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