lunes, 26 de diciembre de 2011
Lysa
TerKeurst
Presidente de Proverbios 31, Ministerios para la mujer
"No, en todas estas cosas que somos más de conquistadores a través de él." quien nos amó.” Romanos 8:37 (NIV)
Lectura:
¿Te has encontrado alguna vez comprometiendo tu plan de alimentación saludable con la cláusula de escape "Empezaré otra vez el lunes" (o el año nuevo)? Yo también.
“Ese pastel de queso se ve bien.”
“Es una noche especial.”
“Yo puedo iniciar de nuevo el lunes o el año nuevo."
Es tan tentador ceder. Invertir las cosas. Hacer como que no importa.
Pero sí importa y no solo por el revés físico o mental. Es el rechazo de una verdad espiritual fundamental que hará que un plan saludable para comer se desmorone una y otra vez. ¿Cuál es esa verdad? Fuimos hechas para algo más que esto. Más que estos fracasos, más que este ciclo, más que ser dominadas por nuestras papilas gustativas. Fuimos hechas para la victoria. A veces solo tenemos que encontrar el camino hacia esa verdad.
Cuando yo estaba en último año de la secundaria me invitaron a una fiesta de universitarios. Al finalizar la noche reíamos nerviosamente por la atención que nos daban dos apuestos estudiantes universitarios. Cuando la fiesta se fue acabando, nos invitaron a su casa.
Una parte de mí se sentía tan halagada, yo quería ir. Una parte mucho mayor no quería. Pero se hicieron planes y antes de que me diera cuenta, subimos al auto de ellos y nos fuimos. En ese momento de mi vida yo no era cristiana. Y puedo decir con certeza que nunca había escuchado a Dios hablarme, pero en medio de esta situación lo escuché.
«Esta no eres tú, Lysa. Tú fuiste hecha para mucho más que esto.»
Verdad. Un regalo de verdad. Sembrado muy dentro de mí cuando el propio me formó. Sin abrir y presentado en el momento justo.
Terminé dando una excusa para irme rápidamente y regresé sola a mi auto esa noche. En mi mente me castigaba por actuar como una estudiante de secundaria joven e inmadura que no podía comportarse como una chica universitaria desinhibida. Pero ahora que lo pienso, quiero subirme a una silla ¡y aplaudir, aplaudir y aplaudirme a mí misma por como actué cuando estaba en la secundaria!
Hubo otras épocas de mis años jóvenes cuando oí esta verdad muy clara en los confines de mi alma y, tristemente, me negué a escucharla. Fueron los años más oscuros de mi vida. Yo no fui hecha para vivir una vida que deshonre a Dios.
Ninguna de nosotras lo fue.
«Fuiste hecha para más, Lysa, fuiste hecha para más.» Lo recordé especialmente en aquellas primeras semanas de mi aventura de comer saludable cuando me vi tentada por un millón de ataques a mis papilas gustativas faltas de azúcar. Yo solo me repetía mentalmente…hecha para más…hecha para más.
Y aunque mi búsqueda no es nada en comparación con la importancia de que una chica de secundaria trate de mantener su pureza, el hambre es hambre. La tentación es la tentación. El deseo es el deseo. Así que, tal vez no sean tan diferentes a fin de cuentas.
Cada vez que recuerdo esta verdad me siento desafiada y revitalizada por completo otra vez. Fuimos hechas para más.
Qué gran verdad para usarla mientras volvemos a escribir el guión que se lee en nuestra cabeza cada vez que somos tentadas. Reescribir el guión es uno de los pasos más cruciales hacia el progreso permanente. ¿Recuerdas los «guiones» que mencioné al comienzo de este capítulo y anteriormente en el libro? ¿Las excusas? ¿Las racionalizaciones? ¿Las cláusulas de escape como «el lunes me irá mejor»?
Tenemos que volver a escribirlos al adquirir el hábito de decir otras cosas. Y la primera de ellas es: «Yo fui hecha para más».
Escucha estas palabras de Proverbios 3:5-8, "Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento; Reconócele en todos tus caminos, y El enderezará tus sendas. No seas sabio a tus propios ojos, teme al SEÑOR y apártate del mal. Será medicina para tu cuerpo y refrigerio para tus huesos”.
Confía en el Señor, fuiste hecha para más. En todas tus formas reconócelo, fuiste hecha para más. No intentes ser sabia y hacer tu nueva dieta con tus propias fuerzas, Agárrate bien del Señor y huye de las tentaciones. Fuiste hecha para más. Esto te llenará de salud y nutrición y te ayudará a encontrar la victoria en esta lucha. Fuiste hecha para más.
Amado Señor, yo fui hecha para más de lo que consigo atrapada en el círculo vicioso de la derrota. Confió en ti y deseo reconocerte en todos mis caminos. Ayúdame a recordar que fui hecha para más con cada elección que hago. En el nombre de Jesús, amén.
Recursos relacionados:
Cuando compras algún recurso a través de los Ministerios Proverbios 31 dejas una huella en la eternidad porque tu compra apoya las diversas esferas que sin costo alguno ofrece este ministerio para dar esperanza. Quisiéramos competir con los precios que ofrecen los enormes almacenes que venden en línea, pero sencillamente no podemos hacerlo. Por lo tanto, agradecemos muchísimo todas y cada una de las compras que hagas con nosotros. ¡Gracias!
Quienes somos
Más recursos
Pasos para la aplicación:
Si los alimentos no son un problema para ti, ¿cómo se aplica la lectura de hoy a otro aspecto de tu vida con el cual estés luchando?
Puntos para reflexionar:
¿Qué amigas podrían acompañarte en este viaje de aprender a tomar decisiones más saludables?
Versículos que te darán fuerza:
Salmo 78:18, "…Con toda intención pusieron a Dios a prueba, y le exigieron comida a su antojo." (NVI)
© 2011 de Lysa Terkeurst. Todos los derechos están reservados.
Visitanos para charlar sobbed este tema.
Gracias por su ayuda editando este devocional.
Wendy Bello, editora
Judith Hernandez
Ana Stine
Natasha Curtis
Waleska Nickerson
Veronica Young
Presidente de Proverbios 31, Ministerios para la mujer
"No, en todas estas cosas que somos más de conquistadores a través de él." quien nos amó.” Romanos 8:37 (NIV)
Lectura:
¿Te has encontrado alguna vez comprometiendo tu plan de alimentación saludable con la cláusula de escape "Empezaré otra vez el lunes" (o el año nuevo)? Yo también.
“Ese pastel de queso se ve bien.”
“Es una noche especial.”
“Yo puedo iniciar de nuevo el lunes o el año nuevo."
Es tan tentador ceder. Invertir las cosas. Hacer como que no importa.
Pero sí importa y no solo por el revés físico o mental. Es el rechazo de una verdad espiritual fundamental que hará que un plan saludable para comer se desmorone una y otra vez. ¿Cuál es esa verdad? Fuimos hechas para algo más que esto. Más que estos fracasos, más que este ciclo, más que ser dominadas por nuestras papilas gustativas. Fuimos hechas para la victoria. A veces solo tenemos que encontrar el camino hacia esa verdad.
Cuando yo estaba en último año de la secundaria me invitaron a una fiesta de universitarios. Al finalizar la noche reíamos nerviosamente por la atención que nos daban dos apuestos estudiantes universitarios. Cuando la fiesta se fue acabando, nos invitaron a su casa.
Una parte de mí se sentía tan halagada, yo quería ir. Una parte mucho mayor no quería. Pero se hicieron planes y antes de que me diera cuenta, subimos al auto de ellos y nos fuimos. En ese momento de mi vida yo no era cristiana. Y puedo decir con certeza que nunca había escuchado a Dios hablarme, pero en medio de esta situación lo escuché.
«Esta no eres tú, Lysa. Tú fuiste hecha para mucho más que esto.»
Verdad. Un regalo de verdad. Sembrado muy dentro de mí cuando el propio me formó. Sin abrir y presentado en el momento justo.
Terminé dando una excusa para irme rápidamente y regresé sola a mi auto esa noche. En mi mente me castigaba por actuar como una estudiante de secundaria joven e inmadura que no podía comportarse como una chica universitaria desinhibida. Pero ahora que lo pienso, quiero subirme a una silla ¡y aplaudir, aplaudir y aplaudirme a mí misma por como actué cuando estaba en la secundaria!
Hubo otras épocas de mis años jóvenes cuando oí esta verdad muy clara en los confines de mi alma y, tristemente, me negué a escucharla. Fueron los años más oscuros de mi vida. Yo no fui hecha para vivir una vida que deshonre a Dios.
Ninguna de nosotras lo fue.
«Fuiste hecha para más, Lysa, fuiste hecha para más.» Lo recordé especialmente en aquellas primeras semanas de mi aventura de comer saludable cuando me vi tentada por un millón de ataques a mis papilas gustativas faltas de azúcar. Yo solo me repetía mentalmente…hecha para más…hecha para más.
Y aunque mi búsqueda no es nada en comparación con la importancia de que una chica de secundaria trate de mantener su pureza, el hambre es hambre. La tentación es la tentación. El deseo es el deseo. Así que, tal vez no sean tan diferentes a fin de cuentas.
Cada vez que recuerdo esta verdad me siento desafiada y revitalizada por completo otra vez. Fuimos hechas para más.
Qué gran verdad para usarla mientras volvemos a escribir el guión que se lee en nuestra cabeza cada vez que somos tentadas. Reescribir el guión es uno de los pasos más cruciales hacia el progreso permanente. ¿Recuerdas los «guiones» que mencioné al comienzo de este capítulo y anteriormente en el libro? ¿Las excusas? ¿Las racionalizaciones? ¿Las cláusulas de escape como «el lunes me irá mejor»?
Tenemos que volver a escribirlos al adquirir el hábito de decir otras cosas. Y la primera de ellas es: «Yo fui hecha para más».
Escucha estas palabras de Proverbios 3:5-8, "Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento; Reconócele en todos tus caminos, y El enderezará tus sendas. No seas sabio a tus propios ojos, teme al SEÑOR y apártate del mal. Será medicina para tu cuerpo y refrigerio para tus huesos”.
Confía en el Señor, fuiste hecha para más. En todas tus formas reconócelo, fuiste hecha para más. No intentes ser sabia y hacer tu nueva dieta con tus propias fuerzas, Agárrate bien del Señor y huye de las tentaciones. Fuiste hecha para más. Esto te llenará de salud y nutrición y te ayudará a encontrar la victoria en esta lucha. Fuiste hecha para más.
Amado Señor, yo fui hecha para más de lo que consigo atrapada en el círculo vicioso de la derrota. Confió en ti y deseo reconocerte en todos mis caminos. Ayúdame a recordar que fui hecha para más con cada elección que hago. En el nombre de Jesús, amén.
Recursos relacionados:
Cuando compras algún recurso a través de los Ministerios Proverbios 31 dejas una huella en la eternidad porque tu compra apoya las diversas esferas que sin costo alguno ofrece este ministerio para dar esperanza. Quisiéramos competir con los precios que ofrecen los enormes almacenes que venden en línea, pero sencillamente no podemos hacerlo. Por lo tanto, agradecemos muchísimo todas y cada una de las compras que hagas con nosotros. ¡Gracias!
Quienes somos
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Pasos para la aplicación:
Si los alimentos no son un problema para ti, ¿cómo se aplica la lectura de hoy a otro aspecto de tu vida con el cual estés luchando?
Puntos para reflexionar:
¿Qué amigas podrían acompañarte en este viaje de aprender a tomar decisiones más saludables?
Versículos que te darán fuerza:
Salmo 78:18, "…Con toda intención pusieron a Dios a prueba, y le exigieron comida a su antojo." (NVI)
© 2011 de Lysa Terkeurst. Todos los derechos están reservados.
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Gracias por su ayuda editando este devocional.
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