lunes, 24 de noviembre de 2008
por Lysa TerKeurst
Miembro del Equipo de Conferencistas
de Proverbios 31, Ministerios para la mujer
Levítico 18: 2, “El Señor le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: Yo soy el Señor su Dios.’” (NVI)
Hoy lee el capítulo entero. Escribe el versículo. Memorízalo
martes, el 25 de noviembre
Devocional:
Muchas veces deseo volver 16 años atrás y darme a mí misma, como “novia resplandeciente”, algunos consejos. Pero como eso no es posible, me gusta compartir con otros lo que he aprendido.
Recientemente, fuimos a cenar con una amiga de 28 años a quien le gustaría casarse algún día. En nuestro tiempo juntas, la conversación pasó por muchos temas. Blogs, escribir, dejar tu zona de comodidad porque Dios dice, panecillos... tú sabes, temas de mujeres. Y luego hablamos del tema de las relaciones y el matrimonio. Yo compartí con mi amiga que cuando estaba soltera pensaba que el matrimonio era acerca de encontrar el compañero correcto. Yo pensaba que si tú encontrabas “el correcto”, serías feliz, segura y llena.
Pienso que es bueno tener una lista de cosas básicas que te gustarían tener de un esposo. Sin embargo, no puede ser con la expectativa de que si encuentras ese hombre correcto, él va a corregir todas tus equivocaciones y llenará todas tus inseguridades. El problema con este pensamiento es la presión que eventualmente colocarás en tu esposo.
El esperar que otra persona te haga sentir feliz, segura y llena te llevará a la contrariedad o por lo menos, a la desilusión. Aun el más maravilloso de los esposos puede ser un dios muy pobre.
Solo Dios puede llenar esas necesidades que tenemos muy dentro de nuestro corazón. Un hombre nunca podrá hacer esto. Si un esposo pudiera suplir todas las necesidades de su esposa, no tendríamos necesidad de Dios. Por lo que en lugar de enfocarnos en encontrar el hombre correcto, dejemos que Dios trabaje en nuestro corazón ayudándonos a convertimos en la compañera correcta. Hoy es el tiempo para comenzar a trabajar en hacernos mejores esposas. Antes del vestido blanco y el delicado ramo de flores, la vela de la unidad, comida para la boda, y la bebida de la recepción, hay algunas cosas en el corazón que debemos considerar.
Al casarte, no dejarás de no ser egoísta instantáneamente… realmente descubrirás que tan egoísta puedes ser a veces.
Casarte no te hace sentir amada…te hace descubrir que el amor es más una decisión que haces, que un sentimiento que tienes.
El casarte no se lleva la soledad… te hace darte cuenta que la verdadera compañía no viene cuando tú la demandas, sino en cambio cuando tú la das a otra persona.
¿Entonces, que te da el matrimonio? Una oportunidad maravillosa de escoger…
Reír o no reír, aun si los chistes no son graciosos.
Amar mientras doblas el cuello de su camisa sobre la corbata cada mañana.
Pretender que no necesitas flores, pero deleitarte de todas formas cuando él te las regala.
Animarlos en situaciones de pérdida y de éxito.
Decirles todos los días, “tú eres un hombre maravilloso.”
Agradecerle a Dios por el privilegio de ser su esposa.
Después de nuestro tiempo juntas mi amiga me agradeció nuestra conversación. Ella dijo que le dio mucho en que pensar. Para serte honesta, me dio mucho que pensar a mí también.
Mi oración para hoy:
Amado Dios, solamente tú puedes llenar mi corazón, corregir mis errores y hacerme sentir amada. Te pido que puedas mostrarme cómo mantener las expectativas de mi esposo en orden. Ayúdame a ser la esposa que él merece. Y ayúdame a recordar que el matrimonio no fue hecho para que yo me sintiera feliz todo el tiempo. El matrimonio es una decisión para honrarte, honrando al que tú me confiaste para ser mi esposo. En el nombre de Jesús, Amén.
miércoles, el 26 de noviembre
Aplicación:
Si no eres casada todavía, piensa en algunas maneras en las que Dios quisiera trabajar en tú corazón antes de la boda.
Si eres casada, piensa en una manera en que has tratado de que tu esposo te llene una necesidad que solo lo puede llenar Dios. Ora y pídele a Dios que te muestre cómo puedes buscar la satisfacción a tus necesidades en Él, y no tu esposo.
Recursos sugeridos:
La mujer de sus sueños, por Sharon Jaynes
jueves, el 27 de noviembre
Puntos para reflexionar:
Te has encontrado a ti misma diciendo, “pudiera ser la mejor esposa si mi esposo…”? O “Si fuera casada ciertamente podría ser…”
Recuerda, es imposible controlar lo que hace o dice la otra persona. Por lo tanto, esperando que tu esposo cambie para que la relación mejore solamente causa frustración. Sin embargo, si tomamos responsabilidad por nuestras propias acciones, Dios realmente nos puede ayudar a progresar.
viernes, el 28 de noviembre
Versículos para recordar:
Proverbios 3: 5-6, “Pon toda tu confianza en Dios y no en lo mucho que sabes. Toma en cuenta a Dios en todas tus acciones, y él te ayudará en todo.” (BLS)
Salmos 37:4, “Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas.” (BLS)
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