lunes, 1 de marzo de 2010
por Amy Carroll Miembro del Equipo de Conferencistas de Proverbios 31 Ministerios para la mujer
Versículo clave:
I Tesalonicenses 5:16-17 “Estad siempre gozosos; orad sin cesar...” (LBLA)
Hoy lee el capítulo entero. Escribe el versículo. Memorízalo
martes, el 2 de marzo
Devoción:
Hay una mujer que trabaja en el supermercado de mi zona que siempre me alegra el día. SIEMPRE demuestra una actitud positiva y alegre. Estoy segura de que no debe ser fácil trabajar con el público y pasar largas horas de pie, por eso hoy le pregunté cuál era su secreto. -¿Mi secreto para embolsar los productos?-me preguntó sorprendida.
-No,-exclamé. -Quiero saber cuál es tu secreto para mantener tu actitud tan positiva. Ella simplemente me mostró su gran sonrisa y me dijo que Dios era su secreto. Y siguió explicándome cómo hoy había tenido que estar en el trabajo a las 6:00 de la mañana, y que se había tenido que levantar a las 3:30 para pasar tiempo con Él.
Las lágrimas comenzaron a rodar por mi rostro al pensar en esta preciosa hermana en Dios pasando tiempo con el Señor en medio de la oscuridad preparándose para atender a toda la gente que pasaría hoy por su caja. Ella comparte su entusiasmo, energía y sonrisas por igual con cada cliente. Es una hermosa mujer, pero no tiene la ventaja de la juventud que tiene la mayoría de sus compañeras de trabajo. Esta mujer se había levantado en medio de la madrugada, había pasado tiempo con Jesús, y trabajado un turno de 8 horas. Ella confesó que no siempre era fácil. -Para la cuadragésima hora de trabajo de mi semana laboral, ya estoy bien cansada-me dijo. -Pero Él es mi secreto.
R.A. Torrey una vez dijo: "La razón por la que muchos pierden en la batalla es porque esperan hasta la mera hora de la batalla. La razón por la que otros triunfan es porque ya obtuvieron la victoria en sus rodillas mucho antes de presentarse al campo de batalla... Anticipa tus batallas; lúchalas sobre las rodillas antes de que llegue la tentación, y siempre tendrás la victoria."
Lucia, la cajera del supermercado es el ejemplo viviente de esta cita bibliográfica. Ella se prepara para la batalla diaria mediante la oración. Es una mujer común como yo, pero ha elevado lo común a un nivel de belleza que trasciende.
Yo soy una persona de acción, y la oración no es algo que me nazca fácilmente. Apenas abro los ojos por la mañana quiero empezar a atacar las tareas que tengo en mi lista de quehaceres. Sin embargo, Lucia me recuerda esta verdad. La oración no es una preparación para el trabajo. ES el trabajo. Lo que me ha ayudado tremendamente es un diario de oraciones. El escribir mis oraciones me ayuda a concentrarme sin distraerme tan fácilmente. También consiste en un excelente registro que me permite retroceder y recordar lo que el Señor ha hecho y en qué formas Él ha respondido a mis oraciones.
Como tú, tengo parias batallas por luchar. Hoy necesité a Lucia para recordarme que el tiempo que paso con Dios no tiene valor.
Mi oración para hoy:
Querido Señor, quiero estar lista para los desafíos que se presentarán hoy. Ayúdame a recordar que no hay nada que me dé mejor preparación que el pasar tiempo contigo. En el nombre de Jesús, Amén.
miércoles, el 2 de marzo
Recursos relacionados:
¿Conoces a Jesús?
Más recursos
Pasos para la aplicación:
Guarda un tiempito para orar cada mañana. Conviértelo en una "cita permanente" con Jesús antes de que empiece el día.
Ora sin cesar. Alaba a Dios todo el día. Alábalo, ruégale que te ayude o dile que lo amas. ¡Él está allí!
jueves, el 4 de marzo
Puntos para reflexionar:
¿De qué modo soy diferente en los días que oro?
¿Cómo usa Dios mi oración para prepararme para la batalla?
viernes, el 5 de enero
Versículos que te darán fuerza:
1 Pedro 3:12, "Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen de mal.” (LBLA)
Lucas 18:1, “Y les refería Jesús una parábola para enseñarles que ellos debían orar en todo tiempo, y no desfallecer.” (LBLA)
© 2010 de Amy Carroll. Todos los derechos están reservados.
Gracias por su ayuda en la traducción de este devocional.
Wendy Bello, editora Judith Hernández
Ana Stine
Natasha Curtis
Versículo clave:
I Tesalonicenses 5:16-17 “Estad siempre gozosos; orad sin cesar...” (LBLA)
Hoy lee el capítulo entero. Escribe el versículo. Memorízalo
martes, el 2 de marzo
Devoción:
Hay una mujer que trabaja en el supermercado de mi zona que siempre me alegra el día. SIEMPRE demuestra una actitud positiva y alegre. Estoy segura de que no debe ser fácil trabajar con el público y pasar largas horas de pie, por eso hoy le pregunté cuál era su secreto. -¿Mi secreto para embolsar los productos?-me preguntó sorprendida.
-No,-exclamé. -Quiero saber cuál es tu secreto para mantener tu actitud tan positiva. Ella simplemente me mostró su gran sonrisa y me dijo que Dios era su secreto. Y siguió explicándome cómo hoy había tenido que estar en el trabajo a las 6:00 de la mañana, y que se había tenido que levantar a las 3:30 para pasar tiempo con Él.
Las lágrimas comenzaron a rodar por mi rostro al pensar en esta preciosa hermana en Dios pasando tiempo con el Señor en medio de la oscuridad preparándose para atender a toda la gente que pasaría hoy por su caja. Ella comparte su entusiasmo, energía y sonrisas por igual con cada cliente. Es una hermosa mujer, pero no tiene la ventaja de la juventud que tiene la mayoría de sus compañeras de trabajo. Esta mujer se había levantado en medio de la madrugada, había pasado tiempo con Jesús, y trabajado un turno de 8 horas. Ella confesó que no siempre era fácil. -Para la cuadragésima hora de trabajo de mi semana laboral, ya estoy bien cansada-me dijo. -Pero Él es mi secreto.
R.A. Torrey una vez dijo: "La razón por la que muchos pierden en la batalla es porque esperan hasta la mera hora de la batalla. La razón por la que otros triunfan es porque ya obtuvieron la victoria en sus rodillas mucho antes de presentarse al campo de batalla... Anticipa tus batallas; lúchalas sobre las rodillas antes de que llegue la tentación, y siempre tendrás la victoria."
Lucia, la cajera del supermercado es el ejemplo viviente de esta cita bibliográfica. Ella se prepara para la batalla diaria mediante la oración. Es una mujer común como yo, pero ha elevado lo común a un nivel de belleza que trasciende.
Yo soy una persona de acción, y la oración no es algo que me nazca fácilmente. Apenas abro los ojos por la mañana quiero empezar a atacar las tareas que tengo en mi lista de quehaceres. Sin embargo, Lucia me recuerda esta verdad. La oración no es una preparación para el trabajo. ES el trabajo. Lo que me ha ayudado tremendamente es un diario de oraciones. El escribir mis oraciones me ayuda a concentrarme sin distraerme tan fácilmente. También consiste en un excelente registro que me permite retroceder y recordar lo que el Señor ha hecho y en qué formas Él ha respondido a mis oraciones.
Como tú, tengo parias batallas por luchar. Hoy necesité a Lucia para recordarme que el tiempo que paso con Dios no tiene valor.
Mi oración para hoy:
Querido Señor, quiero estar lista para los desafíos que se presentarán hoy. Ayúdame a recordar que no hay nada que me dé mejor preparación que el pasar tiempo contigo. En el nombre de Jesús, Amén.
miércoles, el 2 de marzo
Recursos relacionados:
¿Conoces a Jesús?
Más recursos
Pasos para la aplicación:
Guarda un tiempito para orar cada mañana. Conviértelo en una "cita permanente" con Jesús antes de que empiece el día.
Ora sin cesar. Alaba a Dios todo el día. Alábalo, ruégale que te ayude o dile que lo amas. ¡Él está allí!
jueves, el 4 de marzo
Puntos para reflexionar:
¿De qué modo soy diferente en los días que oro?
¿Cómo usa Dios mi oración para prepararme para la batalla?
viernes, el 5 de enero
Versículos que te darán fuerza:
1 Pedro 3:12, "Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen de mal.” (LBLA)
Lucas 18:1, “Y les refería Jesús una parábola para enseñarles que ellos debían orar en todo tiempo, y no desfallecer.” (LBLA)
© 2010 de Amy Carroll. Todos los derechos están reservados.
Gracias por su ayuda en la traducción de este devocional.
Wendy Bello, editora Judith Hernández
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