miércoles, 7 de julio de 2010
Lysa TerKeurst
Miembro del Equipo de conferencistas
de Proverbios 31, Ministerios para la mujer
Versículo clave:
Mateo 6:27, ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? (NVI)
Hoy lee el capítulo entero. Escribe el versículo. Memorízalo
Lectura:
Mi hijo mayor me preguntó si podía llevar a sus hermanos a comer un helado.
“¡Qué alegre!” exclamé, “voy a ir a traer mis llaves”.
Él titubeó. “No, mami… yo quería que fuéramos solos”.
No supe ni que responderle. Empecé a imaginar todas las cosas que podrían ocurrirle a mis hijitos: un terrible accidente, una llamada de parte de la policía, un funeral…
“No, absolutamente no”, quise responderle. “Te quedarás en casa para siempre, donde yo pueda protegerte a ti y a tus hermanos”.
¿Por qué es que las mamás hacemos esto? Vivimos siempre con el temor de que algo malo les ocurra a nuestros hijos y de que si algo sale mal será – por alguna u otra razón – culpa nuestra. En nuestra imaginación, planeamos con demasiada frecuencia funerales que no ocurrirán hoy.
Parada frente a la ventana de mi sala, comiéndome las uñas, vi a todo el contenido de mi corazón entrar a un carro e irse a comer helado... Y me di cuenta de que tengo dos opciones:
Una es volverme loca tratando de crear un ambiente que me dé la sensación falsa de que puedo proteger a mis hijos.
O puedo simplemente rogar por sabiduría y protección, y “estacionar” mi mente en la verdad contenida en la Palabra de Dios que dice que el Señor ha contado de antemano los días de mis hijos.
“Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos”. (Salmo 139:15-16)
Lo que yo escoja hacer por mis hijos puede alterar su calidad de vida, pero no puede agregar a su existencia – ni siquiera un solo día.
Jesús conquistó la muerte para que yo ya no la temiera.
“Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida”. (Hebreos 2:14-15)
Por supuesto, cuando uno de mis seres queridos pase a la presencia del Señor, sufriré terriblemente. Pero no tengo que ser esclava del temor a la muerte.
Así que la próxima vez que mis hijos quieran ir solos a comer helado, en lugar de comerme las uñas, únicamente me las limaré mientras espero a que regresen, sanos y salvos. Bueno, ¿es un poquito de progreso, no?
Amado Señor: ¡Es tan difícil confiar en que Tú protegerás a mis hijos! Sobre todo en un mundo en que ocurren tantas cosas tristes y terribles. Pero hoy decido no enfocarme en el temor, para no ser consumida por la angustia. Ayúdame a enfocarme en tu amor, tu protección, tu fidelidad y tu poder. ¡Quiero que tu Verdad consuma mi mente! En el Nombre de Jesús. Amén.
Pasos para la aplicación:
La próxima vez que el temor y la preocupación asalten tu mente, pídele al Señor que Su Verdad sea tu consuelo.
Piensa en las situaciones que te provocan temor y pídele al Señor sabiduría para saberlas enfrentar de acuerdo a Su Palabra. Memoriza un par de versículos que te ministren en esta área.
Recursos Relacionados:
¿Qué hago ahora?
Más recursos:
Puntos para reflexionar:
¿En qué manera te trajo consuelo este devocional?
¿Qué punto en particular puedes recordar cuando el temor vuelva a atacarte?
Versículos que te darán fuerza:
Salmo 139:15-16, "Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos”. (NVI)
Hebreos 2:14-15, "Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo— y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida”. (NVI)
© 2010 de Lysa TerKeurst. Todos los derechos están reservados.
Gracias por su ayuda en la traducción de este devocional.
Wendy Bello, editora
Judith Hernández
Ana Stine
Natasha Curtis
Miembro del Equipo de conferencistas
de Proverbios 31, Ministerios para la mujer
Versículo clave:
Mateo 6:27, ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? (NVI)
Hoy lee el capítulo entero. Escribe el versículo. Memorízalo
Lectura:
Mi hijo mayor me preguntó si podía llevar a sus hermanos a comer un helado.
“¡Qué alegre!” exclamé, “voy a ir a traer mis llaves”.
Él titubeó. “No, mami… yo quería que fuéramos solos”.
No supe ni que responderle. Empecé a imaginar todas las cosas que podrían ocurrirle a mis hijitos: un terrible accidente, una llamada de parte de la policía, un funeral…
“No, absolutamente no”, quise responderle. “Te quedarás en casa para siempre, donde yo pueda protegerte a ti y a tus hermanos”.
¿Por qué es que las mamás hacemos esto? Vivimos siempre con el temor de que algo malo les ocurra a nuestros hijos y de que si algo sale mal será – por alguna u otra razón – culpa nuestra. En nuestra imaginación, planeamos con demasiada frecuencia funerales que no ocurrirán hoy.
Parada frente a la ventana de mi sala, comiéndome las uñas, vi a todo el contenido de mi corazón entrar a un carro e irse a comer helado... Y me di cuenta de que tengo dos opciones:
Una es volverme loca tratando de crear un ambiente que me dé la sensación falsa de que puedo proteger a mis hijos.
O puedo simplemente rogar por sabiduría y protección, y “estacionar” mi mente en la verdad contenida en la Palabra de Dios que dice que el Señor ha contado de antemano los días de mis hijos.
“Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos”. (Salmo 139:15-16)
Lo que yo escoja hacer por mis hijos puede alterar su calidad de vida, pero no puede agregar a su existencia – ni siquiera un solo día.
Jesús conquistó la muerte para que yo ya no la temiera.
“Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo—, y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida”. (Hebreos 2:14-15)
Por supuesto, cuando uno de mis seres queridos pase a la presencia del Señor, sufriré terriblemente. Pero no tengo que ser esclava del temor a la muerte.
Así que la próxima vez que mis hijos quieran ir solos a comer helado, en lugar de comerme las uñas, únicamente me las limaré mientras espero a que regresen, sanos y salvos. Bueno, ¿es un poquito de progreso, no?
Amado Señor: ¡Es tan difícil confiar en que Tú protegerás a mis hijos! Sobre todo en un mundo en que ocurren tantas cosas tristes y terribles. Pero hoy decido no enfocarme en el temor, para no ser consumida por la angustia. Ayúdame a enfocarme en tu amor, tu protección, tu fidelidad y tu poder. ¡Quiero que tu Verdad consuma mi mente! En el Nombre de Jesús. Amén.
Pasos para la aplicación:
La próxima vez que el temor y la preocupación asalten tu mente, pídele al Señor que Su Verdad sea tu consuelo.
Piensa en las situaciones que te provocan temor y pídele al Señor sabiduría para saberlas enfrentar de acuerdo a Su Palabra. Memoriza un par de versículos que te ministren en esta área.
Recursos Relacionados:
¿Qué hago ahora?
Más recursos:
Puntos para reflexionar:
¿En qué manera te trajo consuelo este devocional?
¿Qué punto en particular puedes recordar cuando el temor vuelva a atacarte?
Versículos que te darán fuerza:
Salmo 139:15-16, "Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos”. (NVI)
Hebreos 2:14-15, "Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte —es decir, al diablo— y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida”. (NVI)
© 2010 de Lysa TerKeurst. Todos los derechos están reservados.
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