jueves, 14 de julio de 2011
Lysa TerKeurst


Nunca te dejaré;  jamás te abandonaré. Así que podemos decir con toda confianza: El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?” Hebreos 13:5-6 (NVI)

Lectura:
¿Te has sentido sola alguna vez? Recientemente estaba en un evento lleno de personas.  Todos los demás parecían muy sociables y sin esfuerzo alguno establecían relaciones con otras personas. Yo estaba de mal humor.  Alguien me había dicho algo durante el día que hirió mis sentimientos y me sacó de quicio.  Era una de esas noches del tipo: “me gustaría estar sola en casa, en un baño de burbujas y comiendo algo de chocolate”. Pero tenía que ir a este evento, así que ahí estaba yo, sola.

Sonreí cortésmente toda la noche hasta que finalmente me pude ir a casa. Mientras me metía en la cama, le pregunté a Jesús: “¿Por qué estoy permitiendo que un comentario indiferente de otra persona me afecte así?”

No hubo ninguna explicación profunda. No hubo un versículo bíblico que instantáneamente me llegara a mi cabeza. No hubo una sensación de paz repentina que atravesara mi corazón. Solo hubo un recordatorio muy sutil en lo profundo de mi corazón de que Jesús me ama, con mis inseguridades y todo.

Cristo me ama. Es una canción simple y corta que aprendí hace años.  Muy sencilla, pero tan poderosamente profunda que esa declaración me afirma en la verdad de quién dice Dios que soy.  Los amigos no pueden hacerte sentir aceptada todo el tiempo. Los logros realmente nunca te harán sentir segura. Tener mucha gente a tu alrededor no significa que jamás te sentirás sola. Y el chocolate, aunque te distrae con sabrosura, es solo por un momento corto.

Así que miro a aquel que es el Eterno, Príncipe de Paz y Emanuel, Dios con nosotros. Me acerco a Él para que me ayude a separar la verdad sólida de las emociones cambiantes. Y recuerdo que nunca estoy sola.

Querido Señor: “Oh Dios, escucha mi clamor y atiende a mi oración. Desde los confines de la tierra te invoco, pues mi corazón desfallece; llévame a una roca donde esté yo a salvo. Porque tú eres mi refugio, mi baluarte contra el enemigo. Anhelo habitar en tu casa para siempre y refugiarme debajo de tus alas” (Salmos 61:1-4, NVI). En el nombre de Jesús, Amén.

Pasos para la aplicación:

Para ayuda en  separar la verdad sólida de las emociones cambiantes visita Aventuras de fe.

¿Alguien ha herido tus sentimientos recientemente? Generalmente las personas responden a las palabras hirientes en una de estas tres formas:

● Molestarse con la persona que les ha herido. Esto solo te hace más daño a ti.
● Interiorizarlo y dejar que afecte su humor y actitud. Esto les hace daño a las personas inocentes a tu alrededor.
● Llevarlo ante Jesús y preguntarle si cualquier parte de la afirmación es cierta y pedirle ayuda para soltar lo demás.
Entonces, usa ese encuentro para ser una mejor persona en vez de una persona amargada.  ¡Eso sí es progreso! 

Recursos relacionados:

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Puntos para reflexionar:

¿Cómo puedes preparar tu corazón para la próxima vez que alguien hiera tus sentimientos?
Yo me he tenido que retar a mí misma con esta pregunta: “¿mis sentimientos se hieren demasiado fácil?”  A veces me parece que sí. Así que estoy trabajando en ser menos sensible a otros y más sensible a la verdad de Dios.  Mientras más llena estoy de Dios, menos busco la aprobación de otros. ¿Acaso no es la falta de aprobación la raíz de que otros nos hieran los sentimientos?
 
Versículos que te darán fuerza:
Filipenses 4:4-6, “¡Vivan con alegría su vida cristiana! Lo he dicho y lo repito: ¡Vivan con alegría su vida cristiana! Que todo el mundo se dé cuenta de que ustedes son buenos y amables. El Señor viene pronto.  No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos.” (BLS)

Filipenses 4:8, “Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio.” (NVI)


© 2010  de Lysa TerKeurst. Todos los derechos están reservados.


Gracias por su ayuda en la traducción de este devocional.
Natasha Curtis
Veronica Young

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