martes, 26 de julio de 2011

Lysa TerKeurst
Presidente de de Proverbios 31,                                                                                                        Ministerios para la mujer


1 Pedro 5:5 “…porque Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.”   (RV)

Lectura:

¿Serían nuestras vidas como mujeres diferentes si no tuviéramos que temerles a las duras críticas de otras mujeres? ¿Estaríamos dispuestas a ser un poco más audaces para Jesús? ¿Estaríamos dispuestas a ser un poco más vulnerables? ¿Podríamos vivir nuestras vidas un poco menos protegidas? 

Oh, queridas hermanas, las mujeres que juzgan a otras mujeres sin dudas que rompen el corazón de Dios. Lo peor es que cuando nosotras juzgamos a los demás, nos elevamos al punto de perder la capacidad de reconocer nuestra propia propensión al pecado en el mismo aspecto que estamos criticando. Muéstrame una mujer que juzga a otra persona, y te mostraré a alguien que está envuelto en pecado. 

Si no es el mismo pecado que está criticando, es un pecado mucho más peligroso: el orgullo. 

Es un cambio sutil al que nos invita Satanás. El manifestar críticas contra otros cubrirá los ojos de nuestra alma con tanta mugre que nos ciega a nuestro propio pecado. El orgullo y la justicia propia nos desvían del mejor camino de Dios y nos llevan por un viaje traicionero de negación. Negaremos nuestra propia maldad. Negaremos nuestra propia necesidad de gracia. 

Aquellos que no pueden ver su propia necesidad desesperada de la gracia, se niegan a dar gracia a otros libremente. 

Ahora, si tú eres como yo, puedes sentirte tentada a hacer una lista mental de aquellos por los que te has sentido juzgada y, desde hace un rato ya, empezaste a orar así: "Por favor, permite que fulana y mengana lean la lectura de hoy. Oh, espero que se vea reflejada aquí y se sienta condenada". 

Pero, vamos a dejar de hacer esa lista mental y recibir este mensaje a nivel personal. Incluso si no somos personas críticas por naturaleza, esta es una esfera en la que todas podemos crecer. 

Recientemente leí una cita maravillosa que esboza un plan hermoso para cuando nos sentimos tentadas a juzgar a otra persona. Francis Frangipane en su libro Santidad, Verdad y la Presencia de Dios dice: "Cualquiera puede juzgar pero… ¿Pueden entregar sus vidas con amor, intercesión y fe por aquel que es juzgado? ¿Pueden captar una necesidad y, en lugar de criticar, ayunar y orar y pedirle a Dios que supla esa misma virtud que ellos creen que está ausente? Y luego entonces, ¿pueden perseverar en la oración motivada por el amor hasta que ese aspecto caído florezca en santidad? ¡Tal es la vida que Cristo nos manda que llevemos!”

Sé que publicar esta lectura no hará que el mundo repentinamente se incline sobre su eje y nos  sacuda a nosotras las mujeres para romper el ciclo de las críticas y el juicio. Sin embargo, tal vez, es un comienzo. Si siquiera hace que una de nosotras caiga  frente a Jesús arrepentida y le permita que quite la suciedad de orgullo y justicia propia de nuestros ojos espirituales, sería un gran comienzo. Ahora, permítanme ser esa persona. 

Amado Señor, que caiga yo arrepentida en tus brazos amorosos de gracia. Gracias por las formas duras en que he sido juzgada últimamente porque han abierto mis ojos a esta forma punzante en que las mujeres podemos actuar. Perdóname por no mostrar gracia a otros en ocasiones. Soy una mujer que la necesita grandemente, así que debo ser una mujer que la ofrezca libremente. Cuando me sienta tentada a criticar a otra persona, ayúdame a contener mis pensamientos y mi lengua. En lugar de expresar esas cosas, ayúdame a llevarlas a ti en oraciones honestas y sinceras por esa persona. ¿Puedo yo ser alguien tan motivada por  el amor que persevere en mis oraciones por esa persona hasta verte obrando de manera gloriosa? En el nombre de Jesús, amén. 

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Pasos para la aplicación:

La próxima vez que me sienta critica de alguien más, quiero un plan de acción para poder responder bíblicamente. ¿Tú no? Por qué no escribes las escrituras de hoy en una tarjeta de índice y llévalas en tu bolso. A continuación las escrituras leen, "en lugar de criticar, llevare a esta persona a la oración. Voy a reposar en la brecha por ellos con amor y persevere en mis oraciones. Me comprometo a mantener mi boca cerrada pero mi corazón abierto." 

Puntos para reflexionar:

¿Cómo me sentí la última vez que fui juzgada por alguien? 

¿Por qué no resucitar ese sentir punzante cada vez que somos tentadas a ser críticas de otra persona? Así el dolor que sentimos será útil si nos impide caer en la trampa de juzgar a otros.

Versículos que te darán fuerza:

1 Pedro 5:5-6, "Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que el os exalte cuando fuere tiempo.” (RVR),

Lucas 6:37, “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados”. (RVR)

© 2010  de Lysa TerKeurst. Todos los derechos están reservados

Gracias por su ayuda en la traducción de este devocional.
Natasha Curtis
Veronica Young

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