lunes, 19 de septiembre de 2011
Glynnis
Whitwer
Miembro del Equipo de conferencistas
de Proverbios 31, Ministerios para la mujer
Pero Moisés rogó al SEÑOR: “—Oh Señor, no tengo facilidad de palabra; nunca la tuve, ni siquiera ahora que tú me has hablado. Se me traba la lengua y se me enredan las palabras.” Éxodo 4:10 (NTV)
Lectura:
Cuando una mudanza movió a mi familia de un lado del país a otro, la inseguridad me sorprendió. A pesar de ser una mujer segura en muchas esferas de mi vida, de repente me sentía fuera de lugar y cuestionaba mis habilidades.
No me malinterpretes. La gente era maravillosa y acogedora. Era solo que me sentía tan diferente. Parecía como si todas las mujeres que conocía estaban elegantemente vestidas y tenían un acento encantador. Yo, por otro lado, vestía ropa casual, y de repente parecía que hablaba con palabras monótonas y aburridas.
Pero eso no es todo. Dios me colocó en una situación de trabajo con mujeres que tenían currículos y logros impresionantes, en comparación con los míos. Estas mujeres también llevaban años trabajando juntas. Conocían su propósito y parecían estar seguras de sí mismas. Como una recién llegada, mi confianza temblaba cuando comparaba mis experiencias y talento con el de ellas.
Con el tiempo, las diferencias aumentaban a medida que mis amigas tenían más logros. Mis dones y talentos parecían insignificantes. Me preguntaba cómo o por qué Dios usaría a alguien como yo, una mujer tan simple e insignificante cuando hay muchas otras mujeres hermosas y encantadoras tan cerca.
Aunque en mi cabeza había pensamientos de duda, Dios estaba dándole fuerza a mi corazón con su verdad. Me estaba enseñando que su amor por mí y mi potencial no estaba unido a mi desempeño. No importaba cómo lucia mi “hoja de vida” o que nivel de “éxito” yo alcanzara.
Él quería que yo aceptara su amor, así como yo era. Esta verdad era un grito de libertad para una mujer que se basaba en los logros, como yo.
Este cambio en mi vida no pasó de la noche a la mañana, pero mientras aprendía que mi valor se encontraba en ser una amada hija de Dios, me di cuenta de que Dios nunca me comparaba con nadie. Él no estaba contando mis logros ni evaluaba mí impacto; simplemente estaba interesado en lo que yo hiciera con lo que él me había confiado.
Después de años de descalificarme a mí misma, finalmente acepté que Dios me creó única por una razón. La forma en que yo pensaba, mi personalidad y mis talentos son herramientas para lograr el plan de Dios para mí. Lo que yo veía como defectos, él lo veía como potencial. Y entre más invertía en cómo Dios me hizo, más se glorificaba él y mayor era mi impacto en el trabajo y en el ministerio.
La misma verdad es para todas las mujeres. Dios te diseñó intencionalmente. Tú no eres como tu mamá, tu hermana ni como una amiga por una razón. Tu vida y tu ministerio nunca serán como la vida y el ministerio de la gerente que tú admiras, la directora de las mujeres de tu iglesia ni a la vecina de al lado.
Y eso es algo bueno, porque Dios no quiere que seas como ellas. Él quiere que tú seas TÚ.
El desafío hoy es liberarte de las expectativas que has puesto en ti misma y explorar el plan maravilloso que Dios tiene para ti. Descubra lo que yo descubrí: Todas tenemos algo que ofrecer.
Amado Dios, Gracias por poner potencial en mí. Perdóname por descuidar mis dones y mis talentos que tú me has dado o por desear tener las habilidades y experiencias de alguien más. Ayúdame a abrazar tu diseño para mí, y a explorar el plan increíble que tienes para mi vida. En el nombre de Jesús. Amén.
Pasos para la aplicación:
Toma tiempo esta semana para hacer una evaluación de tus talentos y tu personalidad única. Enumera las formas en las que Dios te ha hecho única.
Recursos relacionados:
Cuando compras algún recurso a través de los Ministerios Proverbios 31 dejas una huella en la eternidad porque tu compra apoya las diversas esferas que sin costo alguno ofrece este ministerio para dar esperanza. Quisiéramos competir con los precios que ofrecen los enormes almacenes que venden en línea, pero sencillamente no podemos hacerlo. Por lo tanto, agradecemos muchísimo todas y cada una de las compras que hagas con nosotros. ¡Gracias!
Nuestra página principal
Más recursos
Puntos para reflexionar:
¿Por qué hay tantas mujeres insatisfechas con la manera en que Dios las hizo? Busca más allá de la respuesta obvia.
¿Alguna vez en encontrado mi autoestima en algún logro o responsabilidad y luego he perdido la habilidad de continuar con esa responsabilidad? ¿Quizá me pasó por una mudanza, tener hijos o estar enferma? ¿Qué me enseñó Dios a causa de ese dolor?
Versículos que te darán fuerza:
Éxodo 4:11-12, “¿Y quién le puso la boca al hombre? —le respondió el SEÑOR—. ¿Acaso no soy yo, el SEÑOR, quien lo hace sordo o mudo, quien le da la vista o se la quita? Anda, ponte en marcha, que yo te ayudaré a hablar y te diré lo que debas decir. (NVI)
1 Corintios 2:4-5, “No les hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes sino con demostración del poder del Espíritu, para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios.” (NVI)
© 2011 de Glynnis Whitwer. Todos los derechos están reservados.
Wendy Bello, editora
Judith Hernandez
Ana Stine
Natasha Curtis
Waleska Nickerson
Veronica Young
Miembro del Equipo de conferencistas
de Proverbios 31, Ministerios para la mujer
Pero Moisés rogó al SEÑOR: “—Oh Señor, no tengo facilidad de palabra; nunca la tuve, ni siquiera ahora que tú me has hablado. Se me traba la lengua y se me enredan las palabras.” Éxodo 4:10 (NTV)
Lectura:
Cuando una mudanza movió a mi familia de un lado del país a otro, la inseguridad me sorprendió. A pesar de ser una mujer segura en muchas esferas de mi vida, de repente me sentía fuera de lugar y cuestionaba mis habilidades.
No me malinterpretes. La gente era maravillosa y acogedora. Era solo que me sentía tan diferente. Parecía como si todas las mujeres que conocía estaban elegantemente vestidas y tenían un acento encantador. Yo, por otro lado, vestía ropa casual, y de repente parecía que hablaba con palabras monótonas y aburridas.
Pero eso no es todo. Dios me colocó en una situación de trabajo con mujeres que tenían currículos y logros impresionantes, en comparación con los míos. Estas mujeres también llevaban años trabajando juntas. Conocían su propósito y parecían estar seguras de sí mismas. Como una recién llegada, mi confianza temblaba cuando comparaba mis experiencias y talento con el de ellas.
Con el tiempo, las diferencias aumentaban a medida que mis amigas tenían más logros. Mis dones y talentos parecían insignificantes. Me preguntaba cómo o por qué Dios usaría a alguien como yo, una mujer tan simple e insignificante cuando hay muchas otras mujeres hermosas y encantadoras tan cerca.
Aunque en mi cabeza había pensamientos de duda, Dios estaba dándole fuerza a mi corazón con su verdad. Me estaba enseñando que su amor por mí y mi potencial no estaba unido a mi desempeño. No importaba cómo lucia mi “hoja de vida” o que nivel de “éxito” yo alcanzara.
Él quería que yo aceptara su amor, así como yo era. Esta verdad era un grito de libertad para una mujer que se basaba en los logros, como yo.
Este cambio en mi vida no pasó de la noche a la mañana, pero mientras aprendía que mi valor se encontraba en ser una amada hija de Dios, me di cuenta de que Dios nunca me comparaba con nadie. Él no estaba contando mis logros ni evaluaba mí impacto; simplemente estaba interesado en lo que yo hiciera con lo que él me había confiado.
Después de años de descalificarme a mí misma, finalmente acepté que Dios me creó única por una razón. La forma en que yo pensaba, mi personalidad y mis talentos son herramientas para lograr el plan de Dios para mí. Lo que yo veía como defectos, él lo veía como potencial. Y entre más invertía en cómo Dios me hizo, más se glorificaba él y mayor era mi impacto en el trabajo y en el ministerio.
La misma verdad es para todas las mujeres. Dios te diseñó intencionalmente. Tú no eres como tu mamá, tu hermana ni como una amiga por una razón. Tu vida y tu ministerio nunca serán como la vida y el ministerio de la gerente que tú admiras, la directora de las mujeres de tu iglesia ni a la vecina de al lado.
Y eso es algo bueno, porque Dios no quiere que seas como ellas. Él quiere que tú seas TÚ.
El desafío hoy es liberarte de las expectativas que has puesto en ti misma y explorar el plan maravilloso que Dios tiene para ti. Descubra lo que yo descubrí: Todas tenemos algo que ofrecer.
Amado Dios, Gracias por poner potencial en mí. Perdóname por descuidar mis dones y mis talentos que tú me has dado o por desear tener las habilidades y experiencias de alguien más. Ayúdame a abrazar tu diseño para mí, y a explorar el plan increíble que tienes para mi vida. En el nombre de Jesús. Amén.
Pasos para la aplicación:
Toma tiempo esta semana para hacer una evaluación de tus talentos y tu personalidad única. Enumera las formas en las que Dios te ha hecho única.
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Puntos para reflexionar:
¿Por qué hay tantas mujeres insatisfechas con la manera en que Dios las hizo? Busca más allá de la respuesta obvia.
¿Alguna vez en encontrado mi autoestima en algún logro o responsabilidad y luego he perdido la habilidad de continuar con esa responsabilidad? ¿Quizá me pasó por una mudanza, tener hijos o estar enferma? ¿Qué me enseñó Dios a causa de ese dolor?
Versículos que te darán fuerza:
Éxodo 4:11-12, “¿Y quién le puso la boca al hombre? —le respondió el SEÑOR—. ¿Acaso no soy yo, el SEÑOR, quien lo hace sordo o mudo, quien le da la vista o se la quita? Anda, ponte en marcha, que yo te ayudaré a hablar y te diré lo que debas decir. (NVI)
1 Corintios 2:4-5, “No les hablé ni les prediqué con palabras sabias y elocuentes sino con demostración del poder del Espíritu, para que la fe de ustedes no dependiera de la sabiduría humana sino del poder de Dios.” (NVI)
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