lunes, 26 de septiembre de 2011
Micca Monda Campbell
Miembro del Equipo

 de Conferencistas de Proverbios 31,
 Ministerios para la mujer

Respondió Jesús: “--No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.” Juan 9:3 (RV 1995)

Lectura:

Jesús tenía una forma única de aclarar conceptos erróneos al ayudar a la gente a ver la verdad tal y como es. Por ejemplo, en Juan 9 nos encontramos con Jesús refutando la explicación tradicional del sufrimiento cuando sus discípulos apuntan a un hombre ciego de nacimiento y le preguntan: "¿Quien pecó, este hombre o sus padres?" En otras palabras, querían saber por qué merecía la ceguera. Jesús responde francamente: "Ni este hombre ni sus padres pecaron, pero esto sucedió para que la obra de Dios pueda mostrarse en su vida".

Los discípulos buscaban detrás para averiguar por qué el hombre estaba ciego. Jesús redirige su atención señalando hacia adelante y hacia arriba con una perspectiva nueva y diferente.

Por lo general, nuestra perspectiva determina nuestra respuesta a los desafíos o sufrimientos. Cuando nuestro enfoque está en nosotros mismos o en las circunstancias, nuestra respuesta natural es el miedo, la inseguridad, las murmuraciones y la desesperación. Lo sé. Me ha pasado muy a menudo. ¿Y a ti?

Sin embargo, Jesús redirige nuestro enfoque y nuestras preguntas. De esta manera, nos hace ver el sufrimiento bajo una nueva luz que contradice la vieja tradición. No todo el sufrimiento es consecuencia directa del pecado. El dolor tiene un propósito superior en nuestras vidas. No está ahí necesariamente porque lo merecemos. Es para mostrar la gloria de Dios.

El sufrimiento es para perfeccionarnos. Santiago dice que nos hace perfectos y completos, sin que nos falte nada (1:4). El dolor nos impulsa a buscar el corazón y la voluntad de Dios.

Quizá tú y yo lo hemos visto de manera equivocada. Hemos mirado hacia atrás, por el espejo retrovisor de la vida y nos hemos preguntado: "¿Por qué? ¿Qué hice yo para merecer esto?" En cambio, deberíamos avanzar y hasta preguntar: "¿Cuál es el propósito de mi dolor? ¿Cuál es el resultado final? ¿Qué está Dios intentando hacer, conseguir o enseñarme?" 

Este tipo de preguntas nos permite mantener la esperanza en el futuro. Nos recuerda que nuestro sufrimiento puede ser transformado o cambiado. Las tragedias y las dificultades como la pérdida de un cónyuge, un hijo, una extremidad, un trabajo, o una casa pueden utilizarse para mostrar la obra de Dios y nos hacen más como Jesús.
¿No es tiempo de que tú y yo busquemos arriba? Un enfoque ascendente provoca una respuesta sobrenatural que refleja confianza en Dios, mientras é produce su obra gloriosa en cada uno de nosotros.

Amado Padre, dame una nueva perspectiva hoy. Ayúdame a ver el significado real de mi sufrimiento. Permíteme confiar en ti con el buen trabajo que estás logrando mi vida a través de este dolor. Quiero que seas glorificado durante este proceso. Dame la fuerza que necesito para lograrlo. En el nombre de Jesucristo, Amén.

                                                                                                                                                              
Pasos para la aplicación:

Elige no mirar en el espejo retrovisor de la vida. En cambio, mira hacia adelante. Pregúntale a Dios: "¿Qué fin tiene mi sufrimiento? Busca evidencias de cómo Dios está refinando tu fe y carácter para que se parezcan a Él. 
                                                                                                                                                     
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 Puntos para reflexionar:

¿Qué crees que Dios está tratando de lograr en tu vida a través de tu sufrimiento? El ciego había aprendido algo acerca de Cristo después de ser sanado. ¿Qué has aprendido sobre Cristo en tu experiencia?
                                                                                                                                                  
Versículos que te darán fuerza:           
                                                                                         
1 Pedro 4:12-13, Queridos amigos, no se sorprendan de las pruebas de fuego por las que están atravesando, como si algo extraño les sucediera. En cambio, alégrense mucho, porque estas pruebas los hacen ser partícipes con Cristo de su sufrimiento, para que tengan la inmensa alegría de ver su gloria cuando sea revelada a todo el mundo. (NTV)

© 2011  de Micca Monda Campbell. Todos los derechos están reservados. 


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