lunes, 3 de octubre de 2011
Miembro
del Equipo de Proverbios 31, Ministerios para la mujer
"Pero
en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder
terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús..." Hechos
20:24 (LBLA)
Lectura:
Mi
instinto inicial fue el de dejar la pila de ropa limpia y doblada
encima del tocador. Como tenía los brazos llenos de ropa recién
lavada, y hubiera sido difícil abrir el cajón mientras la pila hacía equilibrio
en mis manos, tenía una excusa para dejarla sobre el tocador, ¿no?
Sin embargo, superé el instinto, me obligué a tomarme 30 segundos más, y
coloqué la ropa ordenada dentro del cajón.
Esta
tendencia a no completar una tarea sucede con sorprendente
frecuencia. Tiro la bata en la cama, cuelgo los vaqueros en la tina y
dejo el control remoto de la televisión en el mostrador más cercano. Sin
embrago, a veces, cuando estoy un poquito más consciente de mis actos, doy los
pasos adicionales que se requieren para terminar la tarea.
Hace
años, me di cuenta de que la práctica de no terminar lo que había empezado
había convertido mi casa y oficina en revoltijos. En aquel entonces tenía
innumerables tareas sin terminar y así vivía. No todas eran tareas simples como
la de guardar la ropa, sino que había tareas de mayor calibre como dejar una
pared a medio pintar.
Comenzar
un proyecto es divertido y en general implica un arranque de energía.
Luego esa energía disminuye a medida que me acerco a la meta. En lugar de
empeñarme en terminar la tarea, misión o proyecto con excelencia, mi tendencia
es la de conformarme con lo suficiente. Lamentablemente, cuando con regularidad
me conformo con "lo suficiente", aprendo a vivir con la mediocridad.
Y aceptar la mediocridad es algo que está muy lejos de la forma en la que Dios
quiere que viva. Verás, el terminar lo que empezamos es mucho más que una
buena habilidad organizativa o para la administración del hogar. También
se trata de una disciplina espiritual.
Al
identificar mi tendencia a conformarme, me di cuenta de que me había afectado
de varias formas en mi vida. En el pasado, en lugar de una relación
íntima con Dios acepté una relación distante. Limité mi entendimiento de
las Escrituras a un nivel superficial. Mis relaciones con otras personas
no iban más allá de "Hola, ¿cómo estás?" En lugar de esmerarnos por
explorar la plenitud de lo que Dios ofrece en todas las capacidades, es fácil quedarnos
cortas. Quizá sea más seguro. Más simple. Y con menos
incomodidad e inconveniencia personal.
Lo
interesante es que atacar este problema ha sido un tanto simple. Admito
mi tendencia a conformarme y con firmeza ataco el problema en mí misma. Ahora,
cuando prefiero dejar la secadora llena de ropa, o los correos electrónicos a
medio escribir, me digo a mí misma: "Termina lo que empezaste". Tomo
una decisión consciente de terminar la tarea que tengo entre manos antes de
pasar a la siguiente. Obviamente, hay algunos proyectos que requieren un
esfuerzo mayor, pero esto funciona para muchas de mis tareas.
No
estoy segura de cuáles son todas las razones por las que me detengo antes de
terminar con excelencia, pero conozco bien cuáles son los resultados.
Termino teniendo un montón de compromisos sin cumplir, lazos abiertos y
relaciones superficiales. Eso dista mucho de la vida que Jesús me vino a
ofrecer, la cual es rica y abundante. No una vida parcial sino una vida
que desafía los límites y explora más allá.
Quizá
éste parezca un principio demasiado profundo para sacarlo del hecho de guardar
ropa en un cajón o colocar un bol sucio en el lavavajillas. Sin embargo,
la disciplina de terminar bien es una que está tejida dentro de la tela de mi
vida... o no lo está.
Por
lo tanto creo que daré el paso adicional y de hecho colgaré mi bata. Se
trata simplemente de una puntada más en este tapiz de terminar bien que Dios
está tratando de crear en mi vida.
Amado señor, gracias por demostrarme
cómo se termina bien mediante la vida de Jesús. Sé que Jesús podría haber
abandonado antes de la meta sin haber pagado el precio de mi salvación.
Pero no lo hizo. Por eso le estaré eternamente agradecida. Por
favor ayúdame a esmerarme más allá de la mediocridad en mi vida y explorar la
abundancia que Tú ansías para mí. En el nombre de Jesús, Amén.
Recursos
Relacionados:
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Pasos
para la aplicación:
Identifica
una tarea del hogar o la oficina que te llevaría menos de 30 minutos
completar. Comprométete a terminarla en estos próximos cinco días.
Puntos
para reflexionar:
¿Cuáles
son algunas de las razones por las que evadimos terminar ciertas tareas?
¿Crees
que el dejar las cosas para más tarde refleja un asunto espiritual más profundo?
Escribe tus ideas.
Versículos
que te darán fuerza:
Juan 19:30, Después de probar el vino, Jesús dijo: «¡Todo ha
terminado!». Entonces inclinó la cabeza y entregó su espíritu. (NTV)
Génesis 2:2, En el séptimo día ya
Dios había completado la obra que había estado haciendo, y reposó en el día
séptimo de toda la obra que había hecho. (NBLH)
© 2011 de Glynnis Whitwer. Todos los derechos están reservados.
Natasha Curtis
Veronica Young
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