sábado, 2 de febrero de 2013


Samantha Reed

 “El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace descansar.  Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas.” Salmo 23:1-3a (NVI)
         
Lectura:

La silla crujía mientras ella se movía de un lado a otro. Los brazos de la silla, demasiado cerrados para ser confortables, parecían estrujar intencionalmente el dolor de los clientes que venían a verme en el centro de terapia de apoyo. Y lo mismo parecía estarle pasando a mi amiga que me estaba visitando ese día.

Yo vi sus lágrimas caer, esperando que de alguna manera eso aligerara la pesada carga de su corazón.

Ella había llevado la dicha de lo que creyó era una nueva vida en camino. Pero fue una esperanza que sería postergada. No era el momento, todavía no. Y no lo iba a ser por un rato.

Y entonces un día ella nos acompañó a cenar en mi casa. Nos dimos un festín de buenas noticias paradas en la cocina, abrazándonos fuertemente con júbilo. Lloramos otra vez. Esta vez, era el momento.

Recuerdo el día en que este bebe tan anticipado nació; un día cuando la vida estaba estrujando el dolor para que saliera de mí.

Una década esperanzada con la ilusión de casarme me había desgastado. Temí haber sido excluida de las bondades de Dios. Compartí mi dolor con una amiga en el camino hacia el hospital. “Debes creer que Él es fiel. Él es bueno. No dejes que los días pasen en medio de dudas aterradoras, no importa lo mucho que esta esperanza se postergue,” me dijo.

Ese día me aferré a las palabras de mi amiga mientras sostenía a aquella dulce bebé, Sophie Brooke.

Su nombre significa sabiduría y aguas tranquilas. ¿Y acaso no son esas cosas adorables para cuando la carga es dolorosa y la esperanza ha sido puesta en espera?

La sabiduría susurra a nuestros cansados corazones: El Señor es mi Pastor. Él me guía por el bien mientras yo transito por este dolor. En Él yo no seré excluida ni tendré necesidad de nada más. Esto nos recuerda que nuestro Pastor es bueno y que Él no nos ha abandonado.

¿Y esas aguas tranquilas? Es ahí donde el Señor nos lleva a renovar nuestra alma, a restaurar la esperanza que hemos perdido en la espera en el valle de nuestro dolor. Cuando el cansancio se extiende, él nos invita a descansar a lado de aguas refrescantes en su presencia, y a encontrar un lugar calmado donde escapar.

Han pasado cuatro años desde que Sophie Brooke nació. En ese tiempo he descubierto que los días pasan más fácilmente y la esperanza parece ser posible cuando escucho a mi Pastor en vez de escuchar a mis dudas aterradoras.

En cada estación y etapa de la vida, me he dado cuenta de que Dios está ahí ofreciendo sabiduría y paz y llevándome de regreso a la esperanza.

Y en esos días en que la esperanza se siente lejana, cuando parece que no hay ningún lugar dónde encontrarla, recuerdo las palabras que me dijo mi amiga: “Debes creer que Él es fiel. Él es bueno. No dejes que los días pasen en medio de dudas aterradoras, no importa lo mucho que esta esperanza se postergue.”

Amado Dios, parece que la vida ha estrujado el dolor para que salga de mí y no hay lugar donde pueda encontrar esperanza. Estoy perdida sin saber qué hacer. Por favor, guíame a orar, buscarte y esperarte durante esta etapa. En el nombre de Jesús, Amén.


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Reflexionar y responder:
Aclara tu mente de cualquier pensamiento apresurado y convéncete de que estas palabras han sido oradas por ti: “Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo.” (Romanos 15-13, NVI)

¿Has esperado por un largo tiempo para alcanzar un sueño? ¿La esperanza te parece lejana? Toma un momento para escuchar a tu Pastor en lugar de escuchar a tus temores.

Versículos poderosos:
Isaías 40:27-31, “¿Por qué murmuras, Jacob? ¿Por qué refunfuñas, Israel: «Mi camino está escondido del Señor; mi Dios ignora mi derecho»? ¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable. Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. Aun los jóvenes se cansan, se fatigan, y los muchachos tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.” (NVI)

© 2013  de Samantha Reed. Todos los derechos están reservados.  



Van Walton. Directora del ministerio para latinas t
Judith Hernández, la voz latina  
Ana Stine  
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