lunes, 22 de abril de 2013


Micca Campbell

 “He aquí el que forma las montañas, el que crea el viento, el que revela al hombre sus designios, el que convierte la aurora en tinieblas, el que marcha sobre las alturas de la tierra: su nombre es el Señor Dios Todopoderoso.” Amós 4:13 (NVI)
         
Lectura:

Lavar la ropa.
Educar buenos hijos.
Construir una buena relación con mi esposo.
Incluso responder al teléfono.

Con mucha frecuencia siento que todo depende de mí. Y honestamente, dudo de mi capacidad para hacerlo todo, y hacerlo bien. Pero sé que no estoy sola.

¿Quién no ha sentido la presión de tener bocas que alimentar mientras enfrenta cuentas más caras en el supermercado? ¿Qué empleado no carga el peso de hacer un trabajo bien hecho? ¿Qué padre no teme que su hijo se rinda a la presión de los demás, las drogas o el sexo?

Aún así, toda esta preocupación enreda nuestros pensamientos en nudos de ansiedad. Cuando sentimos que todo depende de nosotras puede ser una carga muy pesada para llevar a cuestas estando solas.

Pero esta es la cuestión: tú y yo no estamos solas, ni somos responsables de que todas las cosas salgan bien. Yo estoy aprendiendo que cuando me siento sola es porque he olvidado que Dios siempre está conmigo.

Y cuando me siento incapaz, generalmente es porque he olvidado reconocer su presencia y su poder en mi vida. Eso marca toda la diferencia.

Sin embargo, buscar la presencia de Dios y su poder para ayudarnos no significa nada sin el entendimiento correcto de él. Necesitamos saber y creer justamente cuán poderoso es Dios y cuánto se interesa en nosotros.

De otra forma, es fácil ver nuestras limitaciones y sentir que ellas lo limitan a él. Y terminamos con un Dios que es sólo un poco más grande, un poco mejor, un poco más fuerte, y un poco más sabio de lo que somos nosotras. Él se vuelve una versión extra grande de nosotras.

El problema es que eso hace a Dios muy pequeño. Y cuando tenemos a un Dios pequeño sentimos como si él dependiera de nosotros para hacer un buen trabajo, justo como todos los demás.

Yo me sentí así especialmente cuando me convertí en madre. Pensé que si leía todos los libros sobre cómo criar hijos y hacía mi mayor esfuerzo lo más seguro es que tendría éxito. Si aprendía a detalle todo lo referente a la crianza de los hijos y si trataba con todas mis fuerzas de hacer lo que los expertos recomiendan, podría hacer un buen trabajo. Yo creía en la mentira de que tener niños felices y exitosos dependía de mi esfuerzo. Lo cual me hizo sentir muy estresada y sola.

No fue sino hasta que me uní a un estudio bíblico que empecé a entender a Dios y a realmente aprovechar la sabiduría y la guía que él provee. Una vez que aprendí a depender en su providencia y dirección dejé de sentir que debía criar a mis hijos basándome solamente en mi propio conocimiento y desempeño como mamá.

Dios nunca pretendió que viviéramos bajo el estrés y la presión de que todo dependa de nosotras. Es cuando dependemos de él, en lugar de depender de nosotras mismas, que experimentamos su fuerza y providencia sobrenatural. Lee de nuevo nuestro versículo clave y medita por un momento sobre su grandeza.

“He aquí el que forma las montañas, el que crea el viento, el que revela al hombre sus designios, el que convierte la aurora en tinieblas, el que marcha sobre las alturas de la tierra: su nombre es el Señor Dios Todopoderoso.” (Amós 4:13)

Si el Señor puede hacer todo eso, seguro que puede equiparnos y capactiarnos para nuestras tareas diarias, ya sea que incluyan lavar los platos, criar bien a nuestros hijos, terminar un proyecto de trabajo o doblar la ropa limpia.

Por otro lado, si nos hacemos a nosotras mismas la medida de todas las cosas, nunca experimentaremos la bendición plena ni entenderemos el beneficio total de la grandeza de Dios.

Pero no tiene que ser de esa manera. Tener el entendimiento correcto de Dios nos libera del peso de nuestras cargas y nos permite descansar en su excepcional poder y presencia.

Amado Dios, lleva mi vista hacia ti y tus grandes atributos. Ayúdame a vivir en tu presencia, dependiente de tu guía cada día de mi vida. En el nombre de Jesús, amén.

Cuando compras algún recurso a través de los Ministerios Proverbios 31 dejas una huella en la eternidad porque tu compra apoya las diversas esferas que sin costo alguno ofrece este ministerio para dar esperanza. Quisiéramos competir con los precios que ofrecen los enormes almacenes que venden en línea, pero sencillamente no podemos hacerlo. Por lo tanto, agradecemos muchísimo todas y cada una de las compras que hagas con nosotros. ¡Gracias!

Segunda lectura:                                                                                             Ustedes, las que leen nuestras lecturas, han estado pidiendo más de una lectura a la semana. Gracias a Dios por nuestras voluntarias que las traducen, ahora podemos ofrecerles dos lecturas semanales. Esta lectura estará disponible los sábados en nuestra página. Es una bendición darles estas lecturas, pero esto implica un costo financiero. Así que tenemos una petición especial para este nuevo año; y aunque Dios siempre provee de maneras extraordinarias, en muchas ocasiones él usa a sus hijas para que otros tengan. ¿Quisieras ser parte de esta bendición, para que nuestro ministerio pueda alcanzar a muchas más mujeres, y contribuir con un regalo financiero? Tu donación, grande o pequeña, será de gran ayuda. Gracias.

Cuando te sientes temerosa, agobiada o deprimida, ¿tu atención está en Dios o en ti misma?

¿De qué manera el reconocer el poder y la presencia de Dios  quita tus preocupaciones y aligera tu ánimo? Relee nuestro versículo clave de Amós 4:13 para un mayor entendimiento de quién es Dios.

Versículos poderosos:
Santiago 4:8a, “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes.” (NVI)

Hechos 17:28a, “Puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos.” (NVI)

© 2013  de Micca Campbell. Todos los derechos están reservados.  



Van Walton. Directora del ministerio para latinas
Judith Hernández, la voz latina  
Ana Stine  
Natasha Curtis
Waleska Nickerson 
Veronica Young
Karina Córdova
Cony Villareal
Diana Torres




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