sábado, 20 de abril de 2013


Glynnis Whitwer

“Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo.” Eclesiastés 3:1 (NVI)
         
Lectura:

Camisas empolvadas de harina, manos pegajosas y caras felices se reunieron en mi cocina en una tarde para hornear. Las mesas estaban cubiertas de tazones, cucharas e ingredientes mientras mis pequeñas hijas me ayudaban gustosas con la creación culinaria que estábamos preparando.

Parte del proceso de aprendizaje requería leer la receta, sacar los ingredientes y reunir los utensilios. Así que cuando la receta pedía 1-1/2 tazas de leche, mandé a una de las niñas a traer del gabinete la taza graduada de 2 tazas. Ella fue al gabinete correcto pero tomó la taza graduada de una taza.

En lugar de corregirla, les mostré a mis hijas cómo hacer que ese tamaño funcionara. Pero también quería que aprendieran por qué necesitábamos hacer el cambio. Quería que aprendieran que uno no puede poner 1-1/2 tazas de líquido en un recipiente para una taza.

Mientras pensaba en este principio de medición, entendí que esto no funciona con la leche y tampoco funciona en la vida. Aun así muchas de nosotras tratamos de atiborrar 12 horas de trabajo en 8 horas de nuestras vidas. Tenemos más libros de los que pueden caber en el librero y más ropa que la podemos meter en el closet.

Decimos que sí a más actividades de las que podemos hacer con nuestro tiempo disponible, y tomamos más responsabilidades de las que tenemos energía para administrar. Y luego nos preguntamos por qué no podemos encontrar un equilibrio sano en nuestra vida.

Durante años traté de poner muchas cosas en mi agenda. Decir “sí” se me escapaba de la lengua sin pensarlo mucho y sin orar. Y en la noche colapsaba, exhausta y molesta.

Las prioridades de mi familia y hogar estaban desatendidas en mi súper ocupada vida. Era una forma exhausta de vivir y yo me sentía constantemente como si debiera estar haciendo algo. Y cuando estaba haciendo algo nunca sentía que era suficiente.

Es frustrante creer que siempre estás decepcionando a alguien… especialmente a Dios.

Un día decidí escribir todo lo que tenía que hacer en un pedazo de papel… que acabaron siendo dos. Incluí llamadas telefónicas que tenía que hacer, correos electrónicos que enviar, proyectos que empezar y otros que terminar. La lista incluía las cosas que necesitaba hacer ese día y otras que necesitaba hacer en un mes. Incluía responsabilidades regulares como ir al supermercado, y eventos que sólo ocurrían una vez como coordinar la venta de camisetas en la escuela de mis hijos cada otoño.

Fue doloroso y abrumador. Pero también fue un alivio. Una vez que mis responsabilidades estuvieron en un solo lugar el problema era obvio. Estaba tratando de acomodar 1-1/2 tazas de responsabilidades en una vida a la que solo le cabía una taza. Nunca cabría todo, y nunca encontraría equilibrio o paz.

Mi vida tenía que simplificarse, lo cual significó reducir las demandas de mi tiempo. Un año de recortar compromisos resultó en una vida más manejable, más enfocada y más productiva. Implicó tomar decisiones difíciles, pero valió la pena por la paz que gané.

Ese año aprendí que tengo exactamente el tiempo suficiente para hacer lo que Dios quiere que haga. No más. Eclesiastés 3:1 dice, “Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo.” La clave del equilibrio es buscar la voluntad de Dios en este momento y no gastar tiempo en las tareas que están pensadas para otras personas.

Probablemente siempre batallaré comprometiéndome a hacer muchas cosas debido a mi personalidad. Pero con la sabiduría de Dios y una lista maestra actualizada de todos mis compromisos, regularmente mantengo una idea de la realidad. Y aunque no soy muy buena en matemáticas, sí recuerdo que 1-1/2 tazas de algo nunca van a caber en un contenedor para 1 taza.

Amado Señor, tú me has creado de forma única y me has equipado para el servicio que tú has determinado. Aún así muchas veces intento tomar responsabilidades que no me corresponden. Ayúdame a estar contenta con mi tarea y a trabajar en ella con alegría. En el nombre de Jesús, Amén.

Cuando compras algún recurso a través de los Ministerios Proverbios 31 dejas una huella en la eternidad porque tu compra apoya las diversas esferas que sin costo alguno ofrece este ministerio para dar esperanza. Quisiéramos competir con los precios que ofrecen los enormes almacenes que venden en línea, pero sencillamente no podemos hacerlo. Por lo tanto, agradecemos muchísimo todas y cada una de las compras que hagas con nosotros. ¡Gracias!

Segunda lectura: Ustedes, las que leen nuestras lecturas, han estado pidiendo más de una lectura a la semana. Gracias a Dios por nuestras voluntarias que las traducen, ahora podemos ofrecerles dos lecturas semanales. Esta lectura estará disponible los sábados en nuestra página. Es una bendición darles estas lecturas, pero esto implica un costo financiero. Así que tenemos una petición especial para este nuevo año; y aunque Dios siempre provee de maneras extraordinarias, en muchas ocasiones él usa a sus hijos para que otros tengan. ¿Quisieras ser parte de esta bendición, para que nuestro ministerio pueda alcanzar a muchas más mujeres, y contribuir con un regalo financiero? Tu donación, grande o pequeña, será de gran ayuda. Gracias.

¿Cuáles son algunas de las razones por las que las mujeres tienden a comprometerse demasiado?

Considera aquellas responsabilidades sobre las que tienes control. ¿Cuáles deberían ser eliminadas de tu calendario?

Versículos poderosos:
Isaías 26:3, “Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía.” (NVI)

1 Pedro 5:8, “Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.” (NVI)

© 2013  de Glynnis Whitwer. Todos los derechos están reservados.  


Van Walton. Directora del ministerio para latinas
Judith Hernández, la voz latina  
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