lunes, 15 de septiembre de 2008
LA CALMA DE MI ALMA
por Janet Perez Eckles Graduada de She Speaks Ella Habla, Conferencia De Proverbios 31 Ministerios para la Mujer
Versículo clave:
Salmos 46:2, “Por eso no tememos si la tierra se altera, si los montes se conmueven en el fondo de los mares...” (NVI)
Hoy lee el capítulo entero. Escribe el versículo. Memorízalo.
martes, septiembre 16
Devocional:
Yo empaqué mi traje de baño en el fondo de mi maleta que ya estaba llena de ropa deportiva, vestidos de noche, zapatos, y artículos de tocador. Entonces busqué en cada cajón y en cada compartimiento debajo del lavamanos del baño: “Amor, ¿te acuerdas en dónde puse mi loción de bronceado?”
Mi esposo cerró la cremallera de la maleta y me contestó en voz alta “Loción de bronceado... eres un poco optimista, ¿no te parece?”
Él tiene razón, pensé. Protección para el sol sería un artículo lógico para empacar para un crucero por el Caribe, pero no bajo esta situación en particular.
Wilma es ahora un huracán de categoría 5. Se pronostica que va a golpear en la región de Fort Lauderdale el sábado 22, indicó el reportero del tiempo.
“Evacuación obligatoria empieza en los Cayos de la Florida”.
La tormenta se dirige precisamente hacia el punto y en el mismo momento en que debe zarpar nuestro barco. Mi esposo y yo, junto con otros tres matrimonios, habíamos contado los días anticipando el experimentar un pedacito de cielo en un barco de lujo. Pero ahora Wilma amenaza con presentarse con toda su furia y llevarse volando nuestra vacación tan codiciada.
“Ustedes ya no se van en el crucero. ¿Verdad?” Un amigo llamó. “¡Es una locura... Wilma le va a dar vuelta a ese barco como si fuera un juguete!”
“Umm... tiene razón,” le dije calmadamente. “Llamé a la línea de cruceros y ellos me indicaron que nada había cambiado, que el barco zarparía de acuerdo con lo programado.”
Mi plan de acción ha sido siempre elevar mis oraciones, sin importar qué tormentas se me aproximan. Llamé a nuestros amigos que se unirían a nosotros en el crucero. Unimos nuestros corazones en el teléfono: “Señor, si es Tu voluntad que disfrutemos esta vacación, concédenos un favor. Te pedimos por la seguridad de aquellos que estén en la trayectoria de la tormenta y Tú protección. Te lo pedimos en el nombre de Tu Hijo Jesús”.
Llegó el sábado por la mañana. Echamos nuestro equipaje en el baúl y nuestras bolsas de mano llenaron la parte de atrás de la camioneta.
Nosotros seis unimos nuestras manos e invitamos al Señor a que nos acompañara en nuestra travesía. Llevábamos ya una hora de viaje y alguien en nuestro grupo exclamó con asombro: “¡O, no! ¡Miren esas nubes que, están casi negras!” Todos miramos por la ventana y mientras lo hacíamos, una lluvia fuerte empezó a golpear el techo.
“Bueno, resignémonos al hecho de que esto será lo que debemos esperar durante la travesía.”
“Pero Dios tiene la última palabra”, repliqué.
Veinte minutos antes de llegar a la terminal del barco, la lluvia cesó y el sol empezó a brillar. El viento se convirtió en una suave brisa cálida. El cielo más azul brilló en el horizonte. Las nubes blancas se disiparon y pintadas aquí y allá, flotaron como copos de algodón.
Nos embarcamos y durante los siete días del crucero, nuestras sonrisas resonaron en el más calmado de los mares, y entre nosotros se hicieron eco nuestros profundos comentarios de gratitud hacia Dios.
La Biblia dice que Dios contestará a nuestras oraciones, mucho más allá de lo que esperamos. He enfrentado tremendas tormentas en mi vida y cuando me dirigía hacia el huracán emocional, he tenido la tentación de escuchar los pronósticos del tiempo ahogando mis sentimientos: nubes de lástima hacia mí misma, vientos de desaliento y chaparrones de ansiedad amenazando inundar mi corazón.
Pero cuando miro hacia arriba, orando de rodillas, invito a Dios a que rompa las nubes de cualquier posible tormenta. Él responde. Y con el sol brillante de Su amor, me calienta el corazón trayendo calma al mundo. Al embarcarme en el amplio mar de la vida, Mi Divino Capitán, me guía a las islas de paz. Y la brisa suave de Sus promesas susurra confianza a mi alma.
Mi oración para hoy:
Señor, me has escogido para ser testigo de la fidelidad de tu Palabra. Gracias por dejarme ver que las tormentas que trae la vida no tienen comparación con la inmensidad de tu amor. Dame ojos para ver las oportunidades para compartir tu grandeza. En el nombre de Jesús, Amén.
miércoles, septiembre 17
Aplicación:
Hagamos una lista de las áreas que producen estrés en nuestra vida.
Organicemos nuestras oraciones haciendo peticiones específicas.
Repitamos los versos que nos animan a tener esperanza en el Señor.
Comprometámonos a rechazar los pensamientos que causen duda-
Busquemos recursos para crecer nuestra vida espiritual:
*¿Lo Conoces?
*Testimonio de Janet Perez Eckles: www.janetperezeckles.com
jueves, septiembre 18
Puntos para reflexionar:
Recordar los momentos cuando las situaciones parecían desesperadas y que Dios nos presentó una respuesta diferente a la que imaginábamos.
viernes, septiembre 19
Versículos para recordar:
Salmos 27:1-2, Dios mío, tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién voy a tener miedo? Tú eres quien protege mi vida; ¡nadie me infunde temor! Cuando mis malvados enemigos me atacan y amenazan con destruirme, son ellos los que tropiezan, son ellos los que caen. (BLS)
Salmos 144:1-2, "¡Bendito seas, mi Dios y protector! ¡Tú me enseñas a luchary a defenderme! ¡Tú me amas y me cuidas! Eres mi escondite más alto,el escudo que me protege, ¡el Dios que me permite reinar sobre mi propio pueblo! (BLS)
2 Timoteo 1:7, "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (RVR 1960)
Copyright 2008 por Janet Perez Eckles
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