martes, 22 de junio de 2010
de Micca Monda Campbell
Miembro del Equipo de conferencistas
de Proverbios 31, Ministerios para la mujer


Versículo clave:

Isaías 41:9, "…tú, a quien tomé de los confines de la tierra, y desde sus lugares más remotos te llamé, y te dije: ‘Mi siervo eres tú; yo te he escogido y no te he rechazado.’ " (NVI)

Hoy lee el capítulo entero. Escribe el versículo. Memorízalo


Lectura:

Dado que me crié dentro del entorno de la iglesia, estaba bien familiarizada con el término ser llamado aunque su significado me interesaba muy poco. Sin embargo, una vez que sentí el llamado de Dios en mi propia vida, el término adquirió un nuevo significado. ¡La emoción que sentí fue casi temor! Al igual que Moisés, pensé en todo lo que me descalificaría para el ministerio.

Más tarde me di cuenta de que simplemente se trataba de excusas. El Dios que nos llama también nos equipa. En mi mente entendía esta verdad, pero el resto de m ser luchaba contra ese temor. Los pensamientos ansiosos me invadían la mente. Pensaba, ¿Escuché bien a Dios o esto se trata de una sensación de servicio que proviene de mis propios deseos de servir? A la larga, hallé la paz en las palabras de Pablo:

"Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, según la promesa de vida en Cristo Jesús" (2 Timoteo 1:1, LBLA)

Noté que Pablo recibió un llamado "por la voluntad de Dios". Eso significa que el ministerio no es algo que tu y yo elijamos. Dios hace la elección. Nosotros podemos elegir cualquier otra profesión del mundo, pero no el ministerio. Para ejercer el ministerio, tenemos que ser elegidas por Dios.

Según Billy Graham, la gente se dedica al ministerio por varias razones. La mayoría de ellos están agradecidos por su salvación. Otros tienen un deseo genuino de ayudar a otros. Muchos simplemente siguen los pasos de sus padres. Y algunos desean el respeto que viene con la profesión. Todas estas son buenas razones, pero la clave para que uno sienta paz entregándose al ministerio es saber que ha recibido un llamado de Dios.

Cada persona debería poder identificar un momento en el cual tuvieron la certeza de que Dios los llamó a una vida de servicio. Este es el primer paso para superar el temor. Esto se puede dar en una experiencia similar a la que Pablo tuvo en camino a Damasco, o bien, una creciente sensación de que Dios te ha apartado para Su servicio. Puede que se trate de una combinación de ambas. La importancia no está en el cómo recibiste el llamado sino en que lo recibiste. Una persona como esta no solo cuenta con la bendición de Dios sino también con la promesa de Su presencia y provisión. El segundo paso para superar el temor es confiar en que Dios compensará por lo que tu no tienes.

Moisés tenía dudas y temores en cuanto a su capacidad para ejercer el ministerio, pero Dios no tenía duda alguna. Sabía bien a qué se atenía cuando Él decidió llamar a Moisés. Y aún más, Dios sabía bien a qué se atenía cuando te llamó a ti, alguien de tu talla, tu corazón, tu personalidad, tu acento, tu historia, tus talentos, e incluso, tus defectos. Dios te miró de arriba a abajo y dijo, "¡Sí, ella será una buena socia!" Una persona que reconoce la realidad de esta afirmación entiende que no está trabajando para Dios sino con Dios. Hay una diferencia enorme.

El temor, la preocupación y la ansiedad son síntomas de duda. La duda con frecuencia indica que estamos depositando la confianza en nosotras mismas y no en Dios. Cuando confiamos en Dios para que Él haga lo que nosotras no podemos, nos estamos quitando el peso de encima y es Él quien lleva la carga. Entonces, al poner nuestra atención en Dios, vemos reflejado en Sus ojos el gran potencial que solo Él puede lograr si nos unimos a Él.

Por último, nos sentimos más seguras a través de la confirmación. Muchas veces, otros notan el llamado en tu vida o tu talento antes de que tú lo hagas. Acepta estos comentarios como una confirmación. Otras formas de afirmar tu llamado es mediante un consejero, mentor o pastor piadoso. Mi pastor jugó un papel muy importante en cuanto a la confirmación que yo recibí para el ministerio.

Otro modo de sentirse más segura es asistiendo a un congreso para escritoras y oradoras. Los Ministerios de Proverbios 31 ofrecen este tipo de congreso anualmente. El mismo se denomina She Speaks (Ella habla). Muchas han asistido y se fueron con la certeza de aceptar el llamado así como también equipadas con las herramientas necesarias para cumplir con el mismo.

Dios quiere que te sientas segura de Su plan y propósito para tu vida. Ya sea que recibas un llamado para servir en tu iglesia o para dedicarte de lleno al ministerio, no hay necesidad de temer. Puedes sentirte segura de que Dios te brindará todo lo que necesites.


Mi oración para hoy:
Amado Dios, no siempre reconozco lo que es evidente, tu provisión. Sin embargo, confío en que está allí para guiarme más allá de lo que pueda imaginarme. Hoy mismo dejo de lado mi temor y acepto lo que tu tengas para mí. Sé mi guía con claridad y seguridad. En nombre de Jesús, Amén.

Pasos para la aplicación:

Si no sabes cuál es tu propósito, busca a Dios y pídele que te ilumine. Luego espera y mantente atenta a las formas en las que Él pueda contestarte. Si sientes que Dios te ha llamado al ministerio, asegúrate de que hayas sido elegida por Él. Abandona tu temor y comprométete a Su voluntad. Luego, busca asesoría y guía de una persona piadosa. Por último, adquiere experiencia y capacitación asistiendo a She Speaks.

Recursos relacionados:

¿Qué hago ahora?

Màs recursos 


Puntos para reflexionar:

¿Qué te está impidiendo servir a Dios con confianza? Identifícalo y entrégaselo a Él.


Versículos que te darán fuerza:

2 Corintios 9:8, "Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra." (LBLA)

1 Tesalonicenses 5:24, "Fiel es el que os llama, el cual también lo hará." (LBLA)

© 2010 por Micca Campbell. Todos los derechos están reservados.


Gracias por su ayuda en la traducción de este devocional.

Wendy Bello, editora
Judith Hernández
Ana Stine                                                                                                               Natasha Curtis

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