lunes, 14 de junio de 2010
por Wendy Pope
“Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios.” 2 Corintios 5:20 (NVI)
Hoy lee el capítulo entero. Escribe el versículo. Memorízalo
Lectura:
Presidente, Vicepresidente, Doctor, Pastor, Enfermera Registrada, Director Financiero, Especialista en Comunicaciones, Jefe del Departamento de Informática, Profesora, Alcalde, Directora...
Todos esos títulos son un trabalenguas. Estoy segura de que tú puedes añadir más a mi lista. A mí no me interesan mucho los títulos. Parece tonto, ¿verdad? La realidad es que cuando me dieron la responsabilidad de “Directora de Desarrollo” en el ministerio de Proverbios 31, la Directora Ejecutiva me dijo que cuando pusiera mi nombre necesitaba escribir mi título debajo de mi firma. Yo preferiría quedarme anónima, incluso cuando escribo estas lecturas. La verdad es que no me gusta tener un título. “¿Por qué todas no podemos quedarnos anónimas? Trabajamos para el mismo equipo, ¿verdad?”, pregunté. La respuesta que recibí a mi pregunta me hizo reconsiderar mi filosofía: “Un titulo conlleva credibilidad; implica autoridad.”
Tuve que orar por esta situación. Batallé con el “asunto del título” y le pedí a Dios que me ayudara a aceptar esto con gracia. Mientras pasaba mi tiempo con el Señor una mañana, él me recordó por medio de su Palabra que ya tengo un título, el título supremo. “Embajadora.” Por encima de todos los demás títulos, soy embajadora de Cristo. ¡Vaya! Yo no sé cómo esto te cae a ti, pero para mí fue, y todavía es, algo abrumador. Me tuve que preguntar: “¿Qué es un embajador?”
El diccionario dice que un embajador es un representante de lo más alto. La segunda parte del versículo para hoy dice que un embajador de Cristo tiene el privilegio de ser usado por Dios para hacer un llamado al mundo. ¿No es esto magnífico? Cuando aceptamos el regalo gratis de la salvación por la fe en Jesucristo, nos convertimos en sus embajadoras ante el mundo.
Lo que me encanta de ser una embajadora de Cristo es que mi desempeño en el trabajo hecho en el pasado no afecta mis oportunidades para servir. Mi nivel de escolaridad no importa, aunque es fundamental que me eduque en el conocimiento de su Palabra. Aprender su Palabra es clave para que a través de mí, Dios haga su llamamiento al mundo. Me encanta que como embajadora de Cristo, nadie me puede discriminar por mi edad, raza, denominación o género.
El titulo de embajadora de Cristo da credibilidad y a la misma vez implica autoridad. Tenemos la credibilidad de hablar con autoridad sobre la grandeza de Dios y su poder. También tenemos el amor y el gozo de servirle mientras llevamos su yugo. Es por medio de nosotros que Dios hace un llamado a un mundo perdido y que perece.
Todavía me estoy acostumbrando a mi título de Directora de Desarrollo, pero entiendo que la credibilidad y autoridad que implica ayuda a que Cristo alcance a muchas mujeres mediante el ministerio de Proverbios 31. ¿Puede Dios hacer un llamamiento a través de ti?
Padre, hoy te pido que me ayudes a vivir una vida digna de mi llamamiento. Es imposible ser tu embajadora sin que tu Espíritu Santo me dirija a cada paso. Guíame, rey eterno. En el nombre de Jesús, Amén.
Pasos para la aplicación:
Haz tres columnas en una hoja de papel. En la primera escribe una lista de todos tus títulos. En la segunda escribe “sí” o “no” para indicar si Dios te está usando como su embajadora en dicho papel. En la tercera columna, junto adonde escribiste “no”, escribe lo que puedes cambiar para que Dios pueda usarte.
Recursos Relacionados:
Quiénes somos
Más recursos
Puntos para reflexionar:
¿Cómo estoy usando mi titulo de embajadora?
¿Qué cosa en mi vida impide que Dios haga su llamamiento por medio de mí?
¿Estoy realmente dispuesta a ser usada por Dios?
¿Qué estoy dispuesta a dejar para que Dios me pueda usar?
Versículos que te darán fuerza:
Efesios 4:1, " Yo, que estoy preso por servir al Señor, les ruego que vivan como deben vivir quienes, como ustedes, han sido llamados a formar parte del pueblo de Dios.” (BLS)
Filipenses 1:6, "… Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.” (NVI)
Filipenses 1:27, " Sólo les pido que vivan dignamente, como lo enseña la buena noticia de Cristo. Porque, ya sea que vaya a verlos o no, quiero estar seguro de que todos ustedes viven muy unidos y se ponen de acuerdo en todo, y que luchan unidos por anunciar la buena noticia.” (NVI)
© 2010 de Wendy Pope. Todos los derechos están reservados.
Proverbios 31 Ministerios para la mujer
616-G, Matthews-Mint Hill Road
Matthews, NC 28105 http://www.proverbs31.org/
Gracias por su ayuda en la traducción de este devocional.
Wendy Bello, editora
Judith Hernández
Ana Stine
Natasha Curtis
“Así que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios.” 2 Corintios 5:20 (NVI)
Hoy lee el capítulo entero. Escribe el versículo. Memorízalo
Lectura:
Presidente, Vicepresidente, Doctor, Pastor, Enfermera Registrada, Director Financiero, Especialista en Comunicaciones, Jefe del Departamento de Informática, Profesora, Alcalde, Directora...
Todos esos títulos son un trabalenguas. Estoy segura de que tú puedes añadir más a mi lista. A mí no me interesan mucho los títulos. Parece tonto, ¿verdad? La realidad es que cuando me dieron la responsabilidad de “Directora de Desarrollo” en el ministerio de Proverbios 31, la Directora Ejecutiva me dijo que cuando pusiera mi nombre necesitaba escribir mi título debajo de mi firma. Yo preferiría quedarme anónima, incluso cuando escribo estas lecturas. La verdad es que no me gusta tener un título. “¿Por qué todas no podemos quedarnos anónimas? Trabajamos para el mismo equipo, ¿verdad?”, pregunté. La respuesta que recibí a mi pregunta me hizo reconsiderar mi filosofía: “Un titulo conlleva credibilidad; implica autoridad.”
Tuve que orar por esta situación. Batallé con el “asunto del título” y le pedí a Dios que me ayudara a aceptar esto con gracia. Mientras pasaba mi tiempo con el Señor una mañana, él me recordó por medio de su Palabra que ya tengo un título, el título supremo. “Embajadora.” Por encima de todos los demás títulos, soy embajadora de Cristo. ¡Vaya! Yo no sé cómo esto te cae a ti, pero para mí fue, y todavía es, algo abrumador. Me tuve que preguntar: “¿Qué es un embajador?”
El diccionario dice que un embajador es un representante de lo más alto. La segunda parte del versículo para hoy dice que un embajador de Cristo tiene el privilegio de ser usado por Dios para hacer un llamado al mundo. ¿No es esto magnífico? Cuando aceptamos el regalo gratis de la salvación por la fe en Jesucristo, nos convertimos en sus embajadoras ante el mundo.
Lo que me encanta de ser una embajadora de Cristo es que mi desempeño en el trabajo hecho en el pasado no afecta mis oportunidades para servir. Mi nivel de escolaridad no importa, aunque es fundamental que me eduque en el conocimiento de su Palabra. Aprender su Palabra es clave para que a través de mí, Dios haga su llamamiento al mundo. Me encanta que como embajadora de Cristo, nadie me puede discriminar por mi edad, raza, denominación o género.
El titulo de embajadora de Cristo da credibilidad y a la misma vez implica autoridad. Tenemos la credibilidad de hablar con autoridad sobre la grandeza de Dios y su poder. También tenemos el amor y el gozo de servirle mientras llevamos su yugo. Es por medio de nosotros que Dios hace un llamado a un mundo perdido y que perece.
Todavía me estoy acostumbrando a mi título de Directora de Desarrollo, pero entiendo que la credibilidad y autoridad que implica ayuda a que Cristo alcance a muchas mujeres mediante el ministerio de Proverbios 31. ¿Puede Dios hacer un llamamiento a través de ti?
Padre, hoy te pido que me ayudes a vivir una vida digna de mi llamamiento. Es imposible ser tu embajadora sin que tu Espíritu Santo me dirija a cada paso. Guíame, rey eterno. En el nombre de Jesús, Amén.
Pasos para la aplicación:
Haz tres columnas en una hoja de papel. En la primera escribe una lista de todos tus títulos. En la segunda escribe “sí” o “no” para indicar si Dios te está usando como su embajadora en dicho papel. En la tercera columna, junto adonde escribiste “no”, escribe lo que puedes cambiar para que Dios pueda usarte.
Recursos Relacionados:
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Puntos para reflexionar:
¿Cómo estoy usando mi titulo de embajadora?
¿Qué cosa en mi vida impide que Dios haga su llamamiento por medio de mí?
¿Estoy realmente dispuesta a ser usada por Dios?
¿Qué estoy dispuesta a dejar para que Dios me pueda usar?
Versículos que te darán fuerza:
Efesios 4:1, " Yo, que estoy preso por servir al Señor, les ruego que vivan como deben vivir quienes, como ustedes, han sido llamados a formar parte del pueblo de Dios.” (BLS)
Filipenses 1:6, "… Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.” (NVI)
Filipenses 1:27, " Sólo les pido que vivan dignamente, como lo enseña la buena noticia de Cristo. Porque, ya sea que vaya a verlos o no, quiero estar seguro de que todos ustedes viven muy unidos y se ponen de acuerdo en todo, y que luchan unidos por anunciar la buena noticia.” (NVI)
© 2010 de Wendy Pope. Todos los derechos están reservados.
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