lunes, 29 de noviembre de 2010
ATRÉVETE A ESPERAR Wendy Pope
Miembro del Equipo de conferencistas de Proverbios 31, Ministerios para la mujer
Lamentaciones 3:21, "Esto traigo a mi corazón, por esto tengo esperanza..." (LBLA)
Lectura:
¿Alguna vez has llorado como si ya no tuvieras mas lágrimas y tu corazón se hubiera roto en pedacitos? ¿Alguna vez dicho: “Todo lo que esperaba del Señor está perdido”? Entonces ya somos tres: tú, Jeremías y yo.
No olvidaré esas largas noches en que me dormía llorando. Algunas noches solo caían lágrimas silenciosas, otras noches unos gemidos audibles iban acompañados de preguntas y oraciones. ¿Por qué Señor? ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Por qué tú no arreglas este problema? Las oraciones terminaban con un “si es tu voluntad”. Esperanzada en que su voluntad fuera diferente de lo que parecía.
En esas noches yo podía encogerme como una bola bajo mis cobijas, voltear hacia la pared y esperar que en esa ocasión hubiera una brecha en mis oraciones. Muchas noches lloraba hasta dormirme. Yo creía que todo lo que había esperado se había perdido y que la situación ya no tenía esperanza.
Jeremías, también conocido como el profeta llorón, se encontró en una situación sin esperanza. Él vio cómo los babilonios reducían el templo del Señor a cenizas. Su corazón estaba destrozado. Los babilonios se robaron artículos del templo, como la fuente de agua y la lámpara, para adorar a sus dioses falsos.
Jeremías profetizó la palabra de Dios a la gente de Judá y Jerusalén. El futuro inmediato del Señor para su gente era la disciplina y la destrucción completa de Jerusalén así como del santo templo del Señor. Jeremías fue escogido por Dios para pronunciar estas palabras a su gente. Él hizo su trabajo y lo hizo bien, pero no sin castigo, burlas, insultos y encarcelamiento.
Jeremías lloró hasta que no salieron más lágrimas (Lamentaciones 2:11, NVI). Su corazón sufría por Jerusalén y por el pueblo de Dios. En su angustia lloró y dijo: “La vida se me acaba, junto con mi esperanza en el Señor.” (Lamentaciones 3:18, NVI)
Entonces, en medio de su desesperación, él se atrevió. Se atrevió a esperar en lo que recordaba
Muchos de nosotros conocemos a alguien que necesita esperanza; tal vez nosotros mismos necesitamos esperanza, por lo que hoy nos serviría mucho saber qué recordó Jeremías. Lo que recordó mientras se lamentaba le dio la fuerza de atreverse a creer otra vez. El recordar cambió su perspectiva en su situación. Jeremías se atrevió a tener esperanza y nosotros también lo podemos hacer, sin importar nuestras circunstancias. Al leer Lamentaciones 3:21-24 puedes escuchar el cambio de expresión en la “voz” de Jeremías. Cambió de lamento a optimismo. En tu mente puedes ver cómo se transforman los rasgos de su rostro. Lo que Jeremías recordó fue la llave que lo sacó del hoyo de la amargura a un lugar de expectación. Esa también es nuestra llave. Jeremías recordó lo siguiente con respecto a su Dios de pactos:
• Su amor incondicional por él
• Sus misericordias eran para él
• Su fidelidad que nunca termina
• Su herencia para él
La palabra de Dios es viva y activa. Está diseñada para transformarnos de adentro hacia afuera. Leer y aplicar sus verdades cambiará la expresión de nuestra voz y nos dará una nueva perspectiva para el futuro. Durante mis noches de desesperación yo anhelaba que mis circunstancias fueran diferentes. Yo lloré hasta que las lágrimas ya no salieron más. Muchas veces me hundí en el hoyo de la desesperación más de lo necesario. Pero cuando recordé la fidelidad de Dios y sus misericordias para mí, mi expresión cambió.
¿Cambiaron las circunstancias relacionadas con mi tristeza porque yo recordé? No. Lo que cambió fue mi forma de ver las cosas. Esperanza significa esperar con expectativa, y eso fue lo que yo decidí hacer durante esas noches difíciles.
¿Necesitas esperanza hoy? ¿Vas a escoger recordar su fidelidad, su amor y su misericordia a pesar de la desolación y destrucción a tu alrededor? ¿Te atreves a tener esperanza?
Amado Padre: Quiero atreverme a esperar en ti, pero mi vida parece incierta y vacilante. ¿Me ayudarías a esperar en ti? ¿Me ayudarías a recordar tu fidelidad, amor, y misericordia? Gracias de antemano por lo que vas a hacer. En el nombre de Jesús, Amén.
Pasos para la aplicación:
Lee Lamentaciones 3:21-24 en voz alta. Recuerda y escribe las expresiones de fidelidad, misericordia y amor hacia ti. Atrévete a esperar.
Envíale esta lectura a otra persona que necesite esperanza.
Recursos relacionados:
Quiénes somos
Más recursos
Puntos para reflexionar:
¿Cuál es mi piedra de tropiezo más grande, qué me impide atreverme a esperar?
¿En qué esfera de mi vida debo atreverme a tener esperanza?
Versículos que te darán fuerza:
Salmos 33:18, “Pero el SEÑOR cuida de los que le temen, de los que esperan en su gran amor…” (NVI)
© 2010 de Wendy Pope. Todos los derechos están reservados.
Gracias por su ayuda en la traducción de este devocional.
Wendy Bello, editora
Judith Hernández
Ana Stine
Natasha Curtis
Waleska Nickerson
Miembro del Equipo de conferencistas de Proverbios 31, Ministerios para la mujer
Lamentaciones 3:21, "Esto traigo a mi corazón, por esto tengo esperanza..." (LBLA)
Lectura:
¿Alguna vez has llorado como si ya no tuvieras mas lágrimas y tu corazón se hubiera roto en pedacitos? ¿Alguna vez dicho: “Todo lo que esperaba del Señor está perdido”? Entonces ya somos tres: tú, Jeremías y yo.
No olvidaré esas largas noches en que me dormía llorando. Algunas noches solo caían lágrimas silenciosas, otras noches unos gemidos audibles iban acompañados de preguntas y oraciones. ¿Por qué Señor? ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Por qué tú no arreglas este problema? Las oraciones terminaban con un “si es tu voluntad”. Esperanzada en que su voluntad fuera diferente de lo que parecía.
En esas noches yo podía encogerme como una bola bajo mis cobijas, voltear hacia la pared y esperar que en esa ocasión hubiera una brecha en mis oraciones. Muchas noches lloraba hasta dormirme. Yo creía que todo lo que había esperado se había perdido y que la situación ya no tenía esperanza.
Jeremías, también conocido como el profeta llorón, se encontró en una situación sin esperanza. Él vio cómo los babilonios reducían el templo del Señor a cenizas. Su corazón estaba destrozado. Los babilonios se robaron artículos del templo, como la fuente de agua y la lámpara, para adorar a sus dioses falsos.
Jeremías profetizó la palabra de Dios a la gente de Judá y Jerusalén. El futuro inmediato del Señor para su gente era la disciplina y la destrucción completa de Jerusalén así como del santo templo del Señor. Jeremías fue escogido por Dios para pronunciar estas palabras a su gente. Él hizo su trabajo y lo hizo bien, pero no sin castigo, burlas, insultos y encarcelamiento.
Jeremías lloró hasta que no salieron más lágrimas (Lamentaciones 2:11, NVI). Su corazón sufría por Jerusalén y por el pueblo de Dios. En su angustia lloró y dijo: “La vida se me acaba, junto con mi esperanza en el Señor.” (Lamentaciones 3:18, NVI)
Entonces, en medio de su desesperación, él se atrevió. Se atrevió a esperar en lo que recordaba
Muchos de nosotros conocemos a alguien que necesita esperanza; tal vez nosotros mismos necesitamos esperanza, por lo que hoy nos serviría mucho saber qué recordó Jeremías. Lo que recordó mientras se lamentaba le dio la fuerza de atreverse a creer otra vez. El recordar cambió su perspectiva en su situación. Jeremías se atrevió a tener esperanza y nosotros también lo podemos hacer, sin importar nuestras circunstancias. Al leer Lamentaciones 3:21-24 puedes escuchar el cambio de expresión en la “voz” de Jeremías. Cambió de lamento a optimismo. En tu mente puedes ver cómo se transforman los rasgos de su rostro. Lo que Jeremías recordó fue la llave que lo sacó del hoyo de la amargura a un lugar de expectación. Esa también es nuestra llave. Jeremías recordó lo siguiente con respecto a su Dios de pactos:
• Su amor incondicional por él
• Sus misericordias eran para él
• Su fidelidad que nunca termina
• Su herencia para él
La palabra de Dios es viva y activa. Está diseñada para transformarnos de adentro hacia afuera. Leer y aplicar sus verdades cambiará la expresión de nuestra voz y nos dará una nueva perspectiva para el futuro. Durante mis noches de desesperación yo anhelaba que mis circunstancias fueran diferentes. Yo lloré hasta que las lágrimas ya no salieron más. Muchas veces me hundí en el hoyo de la desesperación más de lo necesario. Pero cuando recordé la fidelidad de Dios y sus misericordias para mí, mi expresión cambió.
¿Cambiaron las circunstancias relacionadas con mi tristeza porque yo recordé? No. Lo que cambió fue mi forma de ver las cosas. Esperanza significa esperar con expectativa, y eso fue lo que yo decidí hacer durante esas noches difíciles.
¿Necesitas esperanza hoy? ¿Vas a escoger recordar su fidelidad, su amor y su misericordia a pesar de la desolación y destrucción a tu alrededor? ¿Te atreves a tener esperanza?
Amado Padre: Quiero atreverme a esperar en ti, pero mi vida parece incierta y vacilante. ¿Me ayudarías a esperar en ti? ¿Me ayudarías a recordar tu fidelidad, amor, y misericordia? Gracias de antemano por lo que vas a hacer. En el nombre de Jesús, Amén.
Pasos para la aplicación:
Lee Lamentaciones 3:21-24 en voz alta. Recuerda y escribe las expresiones de fidelidad, misericordia y amor hacia ti. Atrévete a esperar.
Envíale esta lectura a otra persona que necesite esperanza.
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Versículos que te darán fuerza:
Salmos 33:18, “Pero el SEÑOR cuida de los que le temen, de los que esperan en su gran amor…” (NVI)
© 2010 de Wendy Pope. Todos los derechos están reservados.
Gracias por su ayuda en la traducción de este devocional.
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