lunes, 18 de marzo de 2013
Micca Monda Campbell

“Nosotros amamos a Dios porque él nos amó primero.” 1 Juan 4:19 (NVI)

Lectura:

No recuerdo lo que hizo mi hijo. Sólo recuerdo su reacción ante el intento de mi esposo Pat por disciplinarlo. Fue algo totalmente diferente a ocasiones anteriores.

“¡Tú no eres mi papá!”, gritó Mitch con rabia. “¡Te odio! ¡Te odio!”, añadió entre sollozos.
Yo estaba en shock mientras los observaba a los dos batallando con sus sentimientos. Nunca antes había visto a nuestro hijo comportarse de esa manera. Él estaba completamente fuera de control y ofuscado con enojo, miedo y dolor. Él ya había perdido a un padre que murió. ¿Podría ahora confiar en este?

Mi esposo Pat se arrodilló y abrazó a nuestro hijo. Mitch peleó contra él. Sin dejarlo ir, Pat le habló calmadamente: “Tú puedes odiarme si quieres, pero yo siempre te amaré”. Pat batalló para mantener sus brazos alrededor de Mitch mientras este trataba de zafarse. “Tú eres mi hijo. Nunca te dejaré, no importa lo que pase.”

Con cada palabra que Pat susurraba a los oídos de Mitch mientras lo abrazaba fuertemente, los miedos de Mitch empezaron a esfumarse. De pronto, su cuerpo se relajó y respondió al abrazo de su padre.

Fue un momento definitivo para todos nosotros. En ese instante, con nuestros rostros, aún húmedos por las lágrimas, nos dimos cuenta de que Mitch había bajado la guardia. Él empezó a creer en su padre, a aceptar el amor de su padre, y a ofrecer su amor en reciprocidad. Él no lo hizo porque Pat fuese su compañero de juegos o porque llenara cierto rol en la vida de Mitch. Lo hizo porque había sido amado incluso cuando había rechazado ese amor en un principio.

Pat reflejó el carácter de nuestro Padre celestial cuando prometió amar siempre a Mitch y nunca dejarlo ir. Pat le estaba diciendo a nuestro hijo lo mismo que Dios nos dice a nosotros: “No importa lo que pase, estoy aquí a tu lado”.

Qué hermosa imagen para nuestro versículo clave: “Nosotros amamos porque Él nos amó primero.”
Nuestro Padre celestial no es un Dios lejano. Él está cerca de nosotros y podemos acercarnos a Él, sin importar cuáles son nuestras necesidades. Nuestro Padre quiere involucrarse en cada detalle de nuestras vidas. Él quiere conocer y compartir nuestras alegrías y nuestras penas. Sobre todo, Dios quiere que sepamos que él nos ama y que no hay nada que podamos hacer para cambiar esa realidad.

Yo encuentro interesante que la palabra “Padre”, refiriéndose a Dios, con frecuencia se traduce como “Papá” o “Papito” en las Escrituras. Estas expresiones de cariño me confortan al parecerse a la forma en que me refiero a mi padre terrenal. Pero quizá tú nunca tuviste un padre terrenal al cual recurrir en momentos de celebración o dolor.

Quizá tu papá estuvo ausente y fue desconsiderado en lugar de ser amoroso y estar disponible para ti. Si así fue, has descubierto que no todas las personas aman sinceramente y has sido lastimada. Lo siento mucho y oro para que creas esta verdad: no importa lo que hayas hecho, o lo que te hayan hecho, tú tienes un Padre celestial y puedes llamarle a gritos, “¡Papito!”, en cualquier momento, en cualquier lugar, donde sea.

Su amor es incondicional. ¿Dejarías a Dios rodearte hoy con sus amorosos brazos y borrar todos tus miedos mientras susurra a tu corazón: “Estoy a tu lado, no importa lo que pase”?

Querido Dios: gracias por tu amor incondicional. Por favor, dame la gracia que necesito para dejar de oponerme y recibir tu amor. En el nombre de Jesús, amén.

Recursos relacionados:
Cuando compras algún recurso a través de los Ministerios Proverbios 31 dejas una huella en la eternidad porque tu compra apoya las diversas esferas que sin costo alguno ofrece este ministerio para dar esperanza. Quisiéramos competir con los precios que ofrecen los enormes almacenes que venden en línea, pero sencillamente no podemos hacerlo. Por lo tanto, agradecemos muchísimo todas y cada una de las compras que hagas con nosotros. ¡Gracias!

Nuestros recursos

Visita nuestra página en facebook

Segunda lectura:
Ustedes, las que leen nuestras lecturas, han estado pidiendo más de una lectura a la semana. Gracias a Dios por nuestras voluntarias que las traducen, ahora podemos ofrecerles dos lecturas semanales. Esta lectura estará disponible los sábados en nuestra página. Es una bendición darles estas lecturas, pero esto implica un costo financiero. Así que tenemos una petición especial para este nuevo año; y aunque Dios siempre provee de maneras extraordinarias, en muchas ocasiones él usa a sus hijos para que otros tengan. ¿Quisieras ser parte de esta bendición, para que nuestro ministerio pueda alcanzar a muchas más mujeres, y contribuir con un regalo financiero? Tu donación, grande o pequeña, será de gran ayuda. Gracias.

Reflexionar y responder:
¿Te opones al cariño de Dios o aceptas su amor todos los días?

Haz esta tu oración cada día hasta que aceptes la realidad y las maravillas de entender que Dios realmente te ama:

Te pido, Padre, que por medio de tus gloriosas riquezas me fortalezcas con el poder del Espíritu Santo en lo íntimo de mi ser, para que por fe Cristo habite en mi corazón. Y te pido que yo, arraigada y cimentada en amor, pueda comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo, y que conozca ese amor que sobrepasa mi conocimiento, para que sea llena de la plenitud de Dios. (basado en Efesios 3:16-19).

Versículos poderosos:
Salmo 36:7, “¡Cuán precioso, oh Dios, es tu gran amor! Todo ser humano halla refugio a la sombra de tus alas.” (NVI)

Salmo 136:26, “¡Den gracias al Dios de los cielos! ¡Su gran amor perdura para siempre!” (NVI)
© 2013 de Micca Campbell. Todos los derechos están reservados.

Gracias por su ayuda en la traducción de est a lectura:

Van Walton. Directora del ministerio para latinas
Wendy Bello, editora
Judith Hernández, la voz latina Ana Stine
Natasha Curtis
Waleska Nickerson
Veronica Young
Karina Córdova
Diana Torres

Archivos del Blog

Buscar en este blog