viernes, 1 de marzo de 2013



“Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.” Deuteronomio 6:6-7 (NVI)

“Tú esperas que ella tenga la fe de una mujer de 44 años, ¡cuando sólo tiene 14!”

¡Ay! Mi esposo dio en el clavo. Yo quería que nuestros hijos se agarraran firmemente a nuestra fe, aún cuando es difícil saber cómo hacer esto de manera que ellos puedan entenderlo. Con frecuencia cometo el error de querer que nuestros hijos entiendan y actúen de acuerdo con mi fe de la forma en que yo lo hago, pero como mi esposo me recordó, ellos tan solo son adolescentes.

La vida está llena de ocupaciones y el tiempo siempre parece escaso. Yo quiero sacar el mayor provecho de los preciosos momentos que tengo como mamá, pero sin andar predicando cada vez que abro la boca.

Entonces, ¿cómo podemos verter toda esta verdad en el corazón de nuestros hijos como un gentil flujo y no como una manguera de bombero? La Palabra de Dios nos da la respuesta: teje sus verdades en la vida diaria mientras estén sentados, caminando, descansando y despertándose. Cualquier momento puede convertirse en un momento para enseñar. He aquí algunas ideas que me han funcionado:

Comparte lo que Dios está haciendo en tu propia vida

Una de las cosas que más me gusta hacer es sentarme con mis niñas y escuchar cómo les fue en el día. Es aún mejor cuando nos ponemos al corriente mientras nos permitimos un lujo especial. El viernes pasado, por ejemplo, lo hicimos cuando fuimos por una malteada a nuestro restaurante favorito.

Cuando les doy a mis hijos mi total atención para escuchar sobre su día, esto abre una puerta para que yo pueda hablar sobre mi día. Intento específicamente contarles lo que Dios está haciendo en mi vida o lo que está enseñándome. De esta manera, no estoy realmente enseñando, sino compartiendo, ¡lo cual parece estar saliendo bien!

Lean la Palabra de Dios juntos

Cada mañana, mientras mis hijas toman su desayuno, yo les leo algún pasaje de un libro de devociones diarias. ¡Esto funciona de maravilla ya que tengo una audiencia cautiva!


Lidera un grupo con sus amigos
Cada dos lunes, mi hija Madi y cinco de sus amigas de primero de preparatoria vienen a casa para tomar un estudio bíblico juntas. Esta es una maravillosa manera de enseñar a mi hija y a otras chicas en su vida acerca del tremendo amor que Jesucristo tiene por ellas, así como una forma de conocer en detalle los vaivenes de la vida adolescente.


“Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.” La sabiduría de Dios es tan perfecta cuando inculcamos su verdad en la vida de nuestros hijos. Cuando compartas la Palabra de Dios con tu familia considera todos los momentos de tu vida diaria y busca maneras creativas para hacer de cada uno un momento de enseñanza.

Querido Dios: abre mis ojos para poder ver las oportunidades que están frente a mí para compartir tu verdad. Quiero que este flujo se convierta en una parte natural de mi vida. En el nombre de Jesús, amén.

Reflexionar y responder:
¿Qué es lo que no te permite compartir la verdad de Dios con tu familia más seguido? ¿Miedo de ser rechazada? ¿Miedo de que no puedas decir lo correcto?

Recuerda que no necesitas saberlo todo para poder compartir algo.

Versículos poderosos:
1 Corintios 16:13, “Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes.” (NVI)

Salmo 78:4, “No las esconderemos de sus descendientes; hablaremos a la generación venidera del poder del Señor, de sus proezas, y de las maravillas que ha realizado.” (NVI)

© 2013 de Lynn Cowell. Todos los derechos están reservados.

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