sábado, 17 de agosto de 2013
Renee Swope

" Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía."      Isaías 26:3 (NIV)

Lectura:

Una de mis cosas favoritas es ver una silla mecedora en frente de un porche. Ver la mecedora me hace sentir llena de paz. Yo no tengo una silla de esas, ni tampoco un porche, pero claro que me gustaría tenerlo…  tener para siempre un lugar donde pueda ir para llenarme de paz. 

Estar  preocupada es lo contrario de estar llena de paz. ¡La preocupación me deja sin paz! 

Hay veces en las que ni me doy cuenta de que estoy preocupada. Mi mente está entrenada a pensar muchísimo. Así que me he acostumbrado a un torbellino constante en mi mente.

 La preocupación comienza a entrar sigilosamente en la mente y luego, antes de darme cuenta, hay un movimiento en mi corazón. Mi cuello se pone tenso. Antes de que pueda darme cuenta de lo que me está pasando, unas pequeñas situaciones se han convertido en una gran preocupación. 

La autora Linda Dillow dice: "Preocuparse es como una silla mecedora, te dará algo que hacer pero no te llevara a ningún lugar.”  Estas palabras puestas en mi  imagen me llenan de paz.  ¡OH! Pero ella tiene la razón. ¡Como una silla mecedora, no me lleva a ningún lugar! Y cuando dejo de preocuparme, veo que desperdicié un tiempo muy valioso y energía mental, pensando en algo que no puedo cambiar, cuando debí estar hablando con Dios, pues Él es el único que puede cambiar las cosas. 

En Filipenses 4:6-7, Pablo nos dice cómo podemos encontrar paz para remplazar nuestras preocupaciones. El nos recuerda que el Señor esta cerca y nos dice: "No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” (NVI)

La Biblia, en la Nueva Versión Internacional, dice en el versículo 7: “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”. Me gusta la promesa de que la paz de Dios transcenderá a mi necesidad de entender. Algunas veces, ese es mi mayor problema; no estaría tan preocupada sobre lo que Dios está haciendo, si Él solo me explicara por qué, para que yo pueda entender mejor. 

Pero Dios no dice que nos dará entendimiento. En este versículo Él dice que nos dará paz en medio de lo que no entendemos. Y eso es lo que yo quiero. Yo quiero que la cercanía de Dios sea mi bien y que creerle a su soberanía sea mi meta. Según la Palabra todo lo que tengo que hacer es:

1. Dejar de preocuparme: Colocar el botón de pausa en las preocupaciones que me consumen.
2. Comenzar a orar: Abrir mi boca y decirle a Dios lo que necesito.
3. Comenzar a agradecerle a Dios: Recordarle  a mi corazón la fidelidad de Dios, agradeciéndole a Dios por lo que está haciendo. 

¡Eso sí es posible! Pero… ¿por qué es tan difícil hacerlo? ¿Por qué naturalmente hacemos lo contrario? Yo creo que es porque escuchamos el susurro del enemigo: “No estés calmado por nada, al contrario preocúpate por todo. Dile a Dios lo que Él debería hacer y toma el control si no te escucha.”

 Y sin saberlo, esas inquietudes nos están consumiendo y nuestras preocupaciones están robándonos de  la paz prometida por Dios. 

¡Buenas noticias! No tenemos que vivir de esa forma. Dios prometió darnos todo lo que necesitáramos. Nos mantenemos en perfecta paz si colocamos nuestra confianza en Él y no en nuestras preocupaciones.

Entonces, hoy, cuando nuestras inquietudes nos consuman, escojamos dejarlas y desocupar nuestros corazones de preocupaciones. Hablemos a Dios acerca de lo que necesitamos, dándole gracias por su fidelidad y su provisión.  Es maravilloso cómo el  estar “llena de paz”  entra nuestra vida  cuando dejamos de preocuparnos y comenzamos a orar, agradeciéndole a Dios por lo que Él ha hecho y hará.

Dios, gracias por la promesa de tu paz que viene cuando yo pongo mi confianza en ti. Cuando las inquietudes o las preocupaciones traten de consumir mis pensamientos, ayúdame a recordar que puedo dejar de preocuparme. Necesito  orar y dar gracias para que mi corazón recuerde cuán fiel y capaz eres de cuidar de esos asuntos. En el nombre de Jesús, amén.

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El estudio de Renee: Un corazón confiado



Reflexionar y responder:
Haz una lista de tus preocupaciones y dile los  a Dios. Después, haz una lista de cualquiera cosa que Dios ha hecho para proveer en tus necesidades.

Dale gracias a Dios por cada una.

Pídele a Dios que te dé una paz más grande que tu necesidad de entender mientras decides tener más fe en Él que en tus preocupaciones.

¿Cuánto tiempo gasto preocupándome? ¿Cuánto tiempo paso en oración o leyendo mi Biblia para que Dios me pueda hablar y calmar mis problemas?

¿Será que mi deseo de comprender y corregir las cosas me pone ansiosa?

Versículos poderosos:
Mateo 6:27, "¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?” (NVI)

Juan 14:1, "Poco después, Jesús les dijo a sus discípulos: --No se preocupen. Confíen en Dios y confíen también en mí.—”  (BLS)

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